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Qatar 2022

Estallaron las calles con los festejos por ganar la tercera Copa del Mundo

festejos

Argentinos y argentinas inundaron el Obelisco, Palermo y todas las calles de la ciudad de Buenos Aires tras el triunfo de la Selección en la final del Mundial de Qatar contra Francia por penales. Algunos se negaron a mirarlos, mientras otros se encomendaron a "San Maradona" para que "ilumine" a los jugadores.

"Ahora podemos respirar tranquilos, fue mucha adrenalina junta, no caigo que somos campeones del mundo", reconoció Mauricio, de 20 años. Apenas terminó de ver el partido con su amigo Martín (16) en la Plaza Seeber, en Palermo, se prepararon para sumarse a la celebración en el Obelisco.

Plaza Seeber, Palermo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Antes de que arrancaran los penales en el estadio de Doha, un hombre desplegó una bandera de Diego Maradona en el suelo de la plaza, le puso encima un rosario y se encomendó al astro y campeón del Mundial de México 1986.

"Los penales fueron horribles", sentenció Naiara, de 12 años. "Yo no los miré por cábala", agregó su hermano más pequeño. Los dos llegaron con su madre desde el partido bonaerense de Berazategui, y como muchos allí se disponían a llegar al Obelisco, centro de los festejos.

Justamente allí, Gonzalo, que llegó temprano a la Avenida 9 de Julio y vio el partido en un bar, se sinceró: "Una emoción increíble, muchas lágrimas, pero sufrimos hasta último momento", mientras caía la espuma que lanzaban los más chicos para celebrar su primer Mundial.

Con una "Copa del Mundo" en su mano, Magno, un joven vecino de la Ciudad que también llegó temprano al Obelisco confió: "Ahora es realidad, es para los 50 millones de argentinos" y acompañaba sus palabras acariciando la réplica.

En el barrio de San Telmo apenas terminó el partido, decenas de hinchas salieron a las calles y se fundieron en abrazos, mientras desde los balcones llegaban los gritos de "Somos campeones".

Un grupo de amigos, embanderados y con cornetas, festejaba detrás de una puerta de vidrio de un edificio de la calle Balcarce, a la espera de que el portero les abriera la puerta, mientras en la calle esperaban para el abrazo.

Avenida 9 de julio
Línea A del subte

De fondo bocinazos y "ole, ole, ole, ole, ole, ola, soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar", que se escuchaba por la ciudad, al igual que el "himno" de este Mundial: "Muchachos, ahora nos volvimos a entusiasmar".

"Una locura, me pasó de todo, la emoción es incontenible", describió Rodrigo, de Berazategui, con lágrimas en los ojos.

Luisa y Ricardo, dos venezolanos que llegaron hace poco más de dos años al país, se sumaron a los festejos. "Se me contagió toda esta energía, es una cosa impresionante", aseguró Ricardo, mientas su amiga gritaba: "Es por Argentina, pero es por Latinoamérica".

Plaza Almirante Brown en Adrogué, Almirante Brown
Plaza Manuel Belgrano en Burzaco, Almirante Brown

En la zona Sur del Conurbano los festejos inundaron plazas emblemáticas de la región como la Manuel Belgrano en Burzaco y la Almirante Brown en Adrogué. Al igual que en otras partes del país, no faltaron las banderas, las pinturas, los brillos y los cánticos de victoria.

Festejos en la casa de Diego Maradona en Villa Devoto

Con choripanes, chapuzones en la pileta, ruegos "al Diego" y una alegría indescriptible, vecinos de Villa Devoto y zonas cercanas celebraron la obtención de la Copa Mundial de Fútbol en lo que fue la casa de Diego Maradona en ese barrio porteño.

La aparición heroica de Emiliano Dibu Martínez y la gran eficacia del conjunto albiceleste durante la tanda de penales fueron el desencadenante de una fiesta total en el chalet de Villa Devoto.

La gente se concentró desde esta mañana en la calle Cantilo al 4500, frente a la casa donde vivió Diego Armando Maradona, para celebrar la previa de la final del Mundial de Qatar entre el seleccionado argentino y Francia.

En el frente de la casa un gran pasacalle decora el barrio con la frase: "Y al Diego en el cielo lo podemos ver con Don Diego y la Tota, alentándolo a Lionel". A las 10.20, los vecinos pudieron ingresar al antiguo chalet de Villa Devoto, atendidos por el dueño.

Ariel, dueño de la propiedad, indicó: "El otro día, después de la victoria contra Croacia, se juntaron más de mil personas". El chalet se transformó para algunos vecinos en un lugar de cábala, luego de los resultados positivos del combinado dirigido por Lionel Scaloni.

Valentín, un vecino de Villa Bosch, detalló: "Con los chicos vinimos acá en el partido contra México y la verdad nos dio mucha suerte. Además este es un lugar mágico". Una hora antes del partido, los espectadores empezaron a cantar por Maradona, con mucha emoción y fervor.

Mientras los organizadores del evento entregaban banderas y vuvuzelas para alentar a la selección, una gran cortina de humo proveniente de las parrillas se apropió del lugar. En las parrillas ubicadas detrás de las pantallas el aroma de los chorizos y vacío en la parrilla impregnaba la casa.

Susana, vecina de La Paternal y fanática de Argentinos Juniors, pudo visitar por primera vez el chalet de la calle Cantilo. "Imaginate para mí que soy fanática del bicho y pisar este césped que lo tocó el mismísimo Diego (Maradona). La verdad estoy con las pulsaciones a mil", indicó la señora que mostró una camiseta del club de La Paternal firmada por los jugadores, incluida la de Alexis MacAllister, mediocampista de la selección argentina.

Momentos previos al comienzo del partido, los organizadores colocaron la réplica de la Copa del Mundo en un pequeño altar al lado de una virgen de Luján, rodeado de laureles, además de tachos con bebidas para que los visitantes se puedan hidratar.

Para sopesar el calor, algunos hinchas se tiraron a la pileta del lugar, mientras otros agradecían el "catering" con sánguches. Los primeros minutos del seleccionado argentino ilusionó al público que empezó a cantar "para ser campeón hoy hay que ganar".

A los 10 minutos, los músicos del lugar comenzaron a tocar "Muchachos" , una de las canciones más populares de la hinchada argentina durante esta copa del Mundo. Besos, abrazos y con llantos acompañaron a los goles argentino, que luego desencadenó en un gran baile realizado por un grupo de simpatizantes que danzaban alegremente.

A pesar de los goles recibidos y de los dos empates que logró Francia, el optimismo del público era total, en especial luego del gran desempeño llevado a cabo por el equipo de Lionel Scaloni. Durante la tanda de penales, los espectadores apelaron a diferentes cábalas y rituales, que iban desde el rezos y hasta promesas instantáneas.

"Si el Dibu (Martínez) ataja los penales, yo me compro su buzo", señaló Federico, un joven de 25 hincha de Rosario Central. Otros hinchas en cambio decidieron no mirar los penales y oraban posando sus manos sobre una camiseta.

El arquero del Aston Villa se volvió a vestir de héroe luego de atajar el penal a Kingsley Coman y luego sumado al penal errado de Tchouameni, que provocó un jubiló total en el lugar. El penal final anotado por Gonzalo Montiel género un clima de abrazos, llantos, gritos en los espectadores.

Una decena de personas se lanzaron a la pileta de la casa, en donde cantaron canciones representativos de la selección Argentina. Al momento de la coronación del equipo, los espectadores se agruparon a todas las pantallas disponible en el mobiliario para ver cómo el capitán Argentino, Lionel Messi, levantó "la tercera" mientras un grupo de fanáticos cantó simultáneamente "esto es para el Diego, que lo mira desde el cielo".

Gonzalo, un vecino del barrio de Devoto y que vivió en la época en donde el astro de Villa Fiorito, señaló: "Este es nuestro lugar de congregación para los que quisimos y queremos a Diego".

A comienzos de los años 80, luego de su pase de Argentinos Juniors a Boca, Maradona le regaló a sus padres Doña Tota (Dalma Salvadora Franco) y Don Diego (Diego Maradona) la casa ubicada en el barrio residencial, que cuenta con 700 metros cubiertos.

En las puertas de vidrio de la casa, una gigantografía montada con la imagen de Diego Maradona junto a su familia tenia una frase que resultó premonitoria: "La vida siempre nos da una segunda oportunidad".

Fuente: Télam

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