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¿Maradona tenía sangre croata? El desconocido vínculo del ídolo con el próximo rival de Argentina

Diego Armando Maradona es sinónimo de Argentina, de sus costumbres, de su pasión y de su esencia. Eso está más que claro y no vale la pena perder ni un segundo en discutirlo. Sin embargo, muchos tenemos sangre proveniente de distintos lugares del planeta, con familiares lejanos, o no tanto, que llegaron a nuestro país como inmigrantes. Y él no era una excepción.

Argentina se enfrenta mañana con Croacia por las semifinales de la Copa del Mundo. En Rusia 2018, perdimos con este mismo equipo por 0-3, un partido realmente para el olvido y en el que Diego estuvo presente en la tribuna. Más tarde, los europeos llegaron a la final, y él dijo que hinchaba por ellos porque en alguna parte tenía un dejo de sangre balcánica.

Maradona es sinónimo de Argentina, de sus costumbres, de su pasión y de su esencia, pero en su sangre siempre llevó raíces balcánicas.

En 2005, Maradona visitó el país para participar de un partido de fútbol benéfico junto con figuras del tenis, como John McEnroe y Goran Ivanisevic, entre otros. "Dicen que mis antepasados vivieron cerca de aquí, vine a ver si me dejaron alguna herencia”, bromeó cuando llegó a Croacia en esa oportunidad. Pero ya había visitado el país en 1994, cuando disputó un amistoso en la previa del Mundial de ese año.

Sin embargo, en esa primera visita aún no estaba al tanto de que su sangre tenía ascendencia croata. Todos sabemos que el Diego nació en 1960 y que sus padres eran Don Diego y a Dalma Salvadora Franco (alias la Tota). Ellos provenían de la provincia de Corrientes, aunque sus antepasados, y el primer registro que hay en el país de esta familia, es en la provincia de San Juan.

Entonces, ¿dónde está el vínculo con Croacia? Para eso hay que remontarse al año 1872, cuando un joven croata (en ese momento territorio del Imperio Austríaco) llamado Matej Karolic decidió emigrar y terminó desembarcando en Argentina. Este hombre llegó con 25 años al país, lo anotaron en el registro como Mateo Cariolich, y a los dos años se casó con Trinidad Ferreyra. De esa unión nacieron ocho hijos. La menor, Salvadora, era la madre de Doña Tota, y por ende, la abuela del Diego.