Sin tener ni una pizca de la fama que tienen figuras como Lionel Messi o el Papa Francisco, Rafael Grossi probablemente sea hoy el argentino más importante para la humanidad. Y es que el Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) está cumpliendo la crucial misión de mediar entre Putin y Zelensky para evitar que la guerra se lleve puesta a la Central Nuclear de Zaporiyia y genere una catástrofe que podría significar un antes y un después en la historia universal.
"Lo que estoy tratando de hacer es establecer una especie de santuarización de las plantas nucleares. Una especie de campana de protección, de manera que no sea un blanco factible dentro de la guerra", explicó.
En conversación con Radio Con Vos, el diplomático explicó lo urgente de la situación: la planta de Zaporiyia se encuentra en un territorio actualmente ocupado por Rusia, que Putin ratificó como propio a través de referéndums que no fueron legitimados por Naciones Unidas. Con el recrudecimiento de los combates que se han producido con la contraofensiva ucraniana, la zona sufre la patente amenaza de que se afecte el suministro eléctrico de la planta.
"Los reactores necesitan ser enfriados mientras funcionan. Si vos cortás el suministro eléctrico, el reactor se sobrecalienta y se produce el derretimiento de gran cantidad de material radioactivo en el ambiente y, dependiendo de la cantidad que sea, podés tener un accidente radiológico mayor que no se va a ceñir a la zona, sino que se va a expandir a Rusia y a Europa", explicó.
Frente a la consulta sobre qué tan cerca estuvimos de un desastre, el director de la OIEA fue enfático en señalar que la amenaza está presente. "Estamos cerca de esta catástrofe, no es que 'estuvimos'. Tengo un equipo de inspectores, de 4 a 5 personas, que día por medio informan sobre la caída de una línea de alta tensión, que hay que repararla cuanto antes. Estamos jugando con fuego", dijo.
Día por medio me informan sobre la caída de una línea de alta tensión, que hay que repararla cuanto antes. Estamos jugando con fuego.
Grossi, además, explicó que para esto se reúne continuamente con Putin y Zelensky, que a pesar de su beligerancia, son conscientes del peligro que la situación remite. "Si los dos negocian conmigo, es porque ven valor agregado en esa negociación", aseguró.
El diplomático, por último, reveló que tanto él como su misión, han arriesgado la vida en esta tarea. "Estuvimos bajo fuego durante dos minutos, cuando pasamos en la tierra de nadie, desde el último checkpoint ucraniano hasta el primero ruso. Ahí pasa cualquier cosa. Estábamos con SUV blindados de Naciones Unidas, todos con cascos y chalecos antibalas y nos dispararon. Por suerte, logramos pasar".