Marcelo "Teto" Medina fue detenido el 22 de septiembre, en medio de una investigación por "asociación ilícita, reducción a la servidumbre y trabajos forzados", por su participación en el centro de tratamiento de adicciones La razón de vivir, donde se presentaba como "operador socioterapéutico".
El 28 de septiembre, apenas seis días más tarde, el juez Adrián Villagra ordenó su excarcelación. El exVideoMatch rompió el silencio sobre su situación este lunes: "Creo que todavía no caí", afirmó. "Pasa que si vos rompés algo y te retan por eso, está bien. Pero cuando no entendés por dónde viene y qué es lo que pasa, te asustás", contó. En declaraciones a C5N, habló sobre su detención: "Cuando llegaron a mi casa, entraron seis o siete personas, el trato fue pero no sabés por qué". Siguió: "Y cuando me cuentan y me nombran este lugar, no entendía absolutamente nada".
Medina contó cómo llegó a La razón de vivir, la institución acusada de ser una secta dedicada a los trabajos forzados y la reducción a la servidumbre de personas. "Hace unos años -relató- muere mi papá y caigo en una depresión grave. Yo siempre fui un tipo alegre, tomaba jugo y era deportista, pero a los 48 años entré en el mundo de las drogas". Siguió: "Y me encuentro que no sabía qué hacer con mi vida... La droga te lleva a un lugar donde no te importa nada, donde sos una basura y no te querés". Comentó que, "además, pasa que hay que dejar el ego de lado y pedir ayuda". "Tuve la valentía de hablar con mi hija y decirle que estaba mal, que hiciera algo porque no podía conmigo. Había tenido dos o tres episodios personales de estar tirado en la cama y decir si matarse era esto, yo lo hacía".
Contó que empezó a consumir una noche, cuando se sentía muy mal y, en medio de una reunión, un conocido comenzó a tomar en la mesa donde estaban. "Tomé cocaína, y sos Superman, es algo muy engañoso", afirmó. "Pude salir -contó- y ahora estoy parado en la puerta del pozo y les digo que se desvíen. Yo por las drogas perdí todo, no tengo ni auto".
Sobre su rol en La razón de vivir, explicó: "Yo a ese lugar iba los martes a las 11 de la mañana y a las 17 estaba en mi casa". "Explicame qué puedo saber yo si iba nada más que seis horas por semana", opinó. Además, comentó que nunca vio las habitaciones y que, por lo que pudo observar, "los chicos comían bien" y "no se querían ir". Confirmó que él cobraba una comisión de 2.500 pesos por cada chico que llevaba a la institución, y que solo lo hizo seis veces.
