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Columnistas

Tres cuentos para conocer a Silvina Ocampo

Desde las críticas y desafíos a la sociedad burguesa a la que pertenecía hasta las temáticas que trabajó en sus cuentos, Silvina Ocampo fue disruptiva para los cánones de su época y trató temáticas del entonces llamado “universo femenino” desde una mirada irónica, cruda y novedosa para el siglo XX.

¿Qué consecuencias tiene la simbiosis sin medida con una pareja -o lo que hoy se denomina amor romántico-? ¿Qué implicancias tienen los mandatos de silencio y culpa de la religión en el abuso sexual en la infancia? ¿Cuál es el costo de ajustarse a los estándares de belleza y de clase?, son algunos de los tópicos que puso sobre la mesa a través de su obra.

Publicó su primer libro, Viaje olvidado, en 1937 y desde entonces siguieron varias publicaciones. La última, mientras ella estaba aún viva, fue Cornelia ante el espejo, editada en 1988, cinco años antes de su muerte.

En el día en que Ocampo hubiera cumplido 119 años, repasamos tres cuentos en los que pone sobre la mesa problemáticas que hoy están en agenda pero que eran transgresoras para el momento en el que ella escribía.

Su nombre y su vida fueron siempre asociados a lxs intelectuales más importantes del siglo pasado -como su hermana Victoria, su marido Adolfo Bioy Casares y su amigo Jorge Luis Borges-; a la vez que su biografía se construyó sobre misterios y rumores -como los que aseguran que tenía relaciones con otras mujeres, en especial, con Alejandra Pizarnik-. Por eso, la escritora Mariana Enríquez hipotetiza en su libro La hermana menor: “Quienes la admiran fervorosamente decretan que sin duda fue ella quien eligió ese segundo plano. Dicen que desde allí podía controlar mejor aquello que deseaba controlar. Que nunca le interesó la vida pública sino, más bien, tener una vida privada libre y lo menos escrutada posible. Que, en definitiva, ella inventó su misterio para no tener que dar explicaciones”.

La hermana menor, de Mariana Enríquez.

En el día de su nacimiento, en el que hubiera cumplido 119 años, repasamos tres cuentos en los que Ocampo pone sobre la mesa problemáticas que hoy están en agenda pero que eran transgresoras para el momento en el que ella escribía.

Amada en el amado

Si la palabra femicidio comenzó a usarse recién en los 2000, Ocampo fue una precursora cuando planteó -aunque con algo de sarcasmo- el término conyugicidio. En su cuento “Amada en el amado”, la escritora presenta a una pareja profundamente simbiotizada: todo se justifica en nombre del amor. Las miserias de la vida cotidiana son paliadas por el enamoramiento.

En 1970 inventó la palabra conyugicidio.

Los enamorados pactan rituales cuando están separados y comienzan a mimetizarse en los sueños a tal punto que obtienen un filtro mágico que les permite hacerse uno los dos. Es, para la autora, un conyugicidio: una “muerte causada por uno de los cónyuges al otro”. Esa definición pone el ojo sobre lo que hoy se conoce como amor romántico y aporta una mirada irónica sobre este concepto.

“Amada en el amado” es parte del libro Los días de la noche, que fue publicado en 1970.

El pecado mortal

Un criado cuida a una niña próxima a tomar su primera comunión y, casi desde el comienzo, quien lee sabe que cometerá un abuso sexual. Sin embargo, Ocampo usa el recurso de la elipsis y compone el texto sin ser explícita. Con este relato, no sólo puso en palabras esta temática en 1961 sino que además la vinculó con la religión. A lo largo del relato cuestiona, a través de la ironía, los dogmas del catolicismo que promueven la culpa, los pactos de silencio, la condena y el perdón. Todas esas contradicciones y críticas a la religión se condensan en la última frase del cuento en el que quien narra pregunta, interpelando a la niña: “¿Cómo hiciste para sobrevivir? Sólo un milagro lo explica: el milagro de la misericordia”.

El vestido de terciopelo

El choque de una mujer rica de Barrio Norte y una modista de Burzaco dan el puntapié inicial para este cuento breve en el que hay, a la vez, una crítica a los estándares de la clase alta y a los estereotipos de belleza. Preocupada por un viaje que se aproxima, la mujer de Recoleta encarga un vestido de terciopelo y sufre cada vez que se lo pone: no le entra, se asfixia, se le pega al cuerpo, la acalora. Sin embargo, no se resigna: cree que ese vestido representa todo lo que ella necesita y quiere mostrar. Es “suntuoso y sobrio”; hace que deslumbre. Con un vestido como protagonista, el texto gira en torno a la idea de encajar -dentro de un modelo, de una clase, de ciertos mandatos y estándares-. Pero a pesar de sus elecciones y privilegios, la mujer rica pierde: encerrada en el vestido, cae redonda y muere.

Bonus track

Otros cuentos permiten conocer el análisis que proponía la escritora sobre temáticas similares. En “El vestido verde aceituna”, Ocampo exhibe el erotismo y cuestiona los límites del pudor. En “Los funámbulos” pone en debate los roles que determina el sistema capitalista y que parecen no poder replantearse: la maternidad, las tareas de cuidado y el trabajo doméstico se materializan en la protagonista de la historia.

En “Las vestiduras peligrosas” hay una lectura de lo que hoy se denomina la cultura de la violación.

Siempre ubicada “a la sombra de”, y aún a pesar de que posiblemente ella eligió ese lugar, emprendió una perspectiva ácida y disruptiva sobre problemáticas de las que no se hablaba en su época.

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