Un joven de 18 años asesinó este martes a tiros a 21 personas en una escuela primaria de Texas y luego fue abatido, en una nueva matanza en un establecimiento educativo que sacude a Estados Unidos, un país donde el acceso a las armas es libre.
"Tenía la esperanza, cuando me convertí en presidente, de no tener que hacer esto de nuevo", afirmó el presidente Joe Biden este martes por la noche, en un mensaje al país con motivo de lo que calificó como "otra masacre".
Tenía la esperanza, cuando me convertí en presidente, de no tener que hacer esto de nuevo.
El mandatario lamentó "cuántas veintenas de niños pequeños que son testigos de lo que pasó, vieron morir a sus amigos como si estuvieran en un campo de batalla", y subrayó que tenía una sensación "sofocante" porque "perder un hijo es como te arranquen un pedazo del alma".
"Como nación tenemos que preguntarnos cuándo, en el nombre de Dios, vamos a hacer frente al grupo de presión de las armas, cuándo, en el nombre de Dios, haremos lo que todos sabemos en nuestras entrañas que debe hacerse" para evitar la proliferación del uso individual de armas, agregó Biden.
Poco antes, la Casa Blanca dijo en Twitter que el presidente "acaba de hablar con el gobernador de Texas para ofrecerle la ayuda que necesite después del horrible tiroteo en Uvalde".
"Ya basta, nuestros corazones siguen rompiéndose, tenemos que tener el coraje de actuar" a favor del control de armas, afirmó por su parte la vicepresidenta Kamala Harris, según la agencia de noticias AFP.
La Casa Blanca ordenó que las banderas ondearan a media asta por las víctimas.
La masacre
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, informó ayer en conferencia de prensa que en el tiroteo en la escuela primaria de Uvalde, en el centro de Texas, fallecieron 14 estudiantes y una profesora, a la vez que confirmó que el atacante, identificado como Salvador Ramos, también murió.
Más tarde, sin embargo, el senador tejano, Roland Gutiérrez, elevó la cantidad de víctimas fatales a 21 (18 estudiantes y tres adultos), según dijo en CNN.
Abbott precisó que Ramos llegó a la escuela con una pistola y un rifle, con los que “disparó y mató de manera horrible e incomprensible” a más de una docena de niños y un profesor.
El ataque en el centro educativo Robb de la pequeña ciudad de Uvalde, ubicada a 140 kilómetros al oeste de San Antonio, conmocionó a todo el país.
Inmediatamente después de la matanza, el Distrito Escolar -el órgano que rige los centros educativos- emitió una alerta a todas las escuelas de la región para elevar al máximo los protocolos de seguridad.
Los encargados habían pedido a los padres de familia que no se acercaran a la zona hasta que la policía pudiera controlar la situación. Dos hospitales de la ciudad de Uvalde, de 16.000 habitantes, recibieron a los heridos.
El Uvalde Memorial Hospital dijo en Facebook que estaba atendiendo a “varios estudiantes” en su sala de emergencias, pero no proporcionó información sobre la gravedad de sus lesiones.
Por su parte, el hospital University Health dijo que estaba tratando a un niño y un paciente adulto de Robb Elementary.
Una mujer de 66 años también se encontraba en “estado crítico”, anunció otro hospital, el University Health, ubicado en la cercana ciudad de San Antonio, Texas, que dijo haber recibido “dos pacientes”, un adulto y un niño.
Hasta este martes por la noche, las autoridades de Uvalde no habían especificado las edades ni las identidades de los fallecidos.