Un nuevo estudio de la Universidad de Texas revela que existe una relación bidireccional entre la salud mental de una madre y la de sus hijos, como la depresión materna y los síntomas de ansiedad o de depresión infantil. El período que se analizó fue desde el preescolar hasta la adolescencia.
La investigación buscó entender cómo es que el estrés parental puede tener un efecto mediador en esta asociación. Los síntomas psíquicos de la mamá influyen en la salud mental de su hijo/a, además, esta influencia también se da de manera inversa: las afecciones del niño tienen un impacto en la madre.
Investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, en Houston, EEUU, examinaron durante un período de diez años las manifestaciones psicológicas de madres e hijos para llegar a estas conclusiones.
La depresión materna en un momento anterior predijo la ansiedad del niño y los síntomas depresivos en un momento posterior", explicó la autora principal del estudio Daphne Hernandez.
Particularmente, los creadores del estudio indicaron que el estrés de los padres provocado por los desafíos que conlleva la crianza de un niño es un elemento principal. El mismo vincula parcialmente la depresión materna con la ansiedad y la depresión infantil.
Leé también | Según el Conicet la mitad de la población sufrió ansiedad u otro trastorno mental en pandemia
"Al enfocarnos en dúos de madre e hijo, identificamos que la depresión materna en un momento anterior predijo la ansiedad del niño y los síntomas depresivos en un momento posterior", explicó la autora principal, Daphne Hernandez.
Y agregó, el caso inverso, ya que los niños que experimentaron ansiedad y síntomas depresivos tenían más probabilidades de tener madres que experimentaron depresión luego.
Además, a través del estudio comprobaron que la depresión de una madre o un padre puede volver tóxica la vida familiar. También, el adulto puede sentirse abrumado por la perspectiva de ser padre.
En este sentido, pueden producir hostilidad y falta de calidez dentro del entorno familiar más amplio, lo que finalmente afecta al niño.
De esta manera, la intención de los autores del estudio es alertar sobre posibles mejoras en los servicios de apoyo a madres e hijos. Hernandez aseguró que “una intervención dual, en la que tanto la madre como el niño reciben tratamiento juntos, además de sus planes de tratamiento por separado, puede ser un enfoque exitoso".
A modo de conclusión, enfatizó que "lo más importante es implementar estrategias para reducir el estrés de los padres”.
