Tras una campaña dominada por la agenda climática, los Laboristas volverán al poder en Noruega después de ocho años de gobierno del partido Conservador, al mando de Erna Solberg. Con este resultado, todos los países nórdicos están bajo gobiernos de izquierda.
El Partido Laborista obtuvo el 26,5% de los votos, mientras que sus dos aliados —la Izquierda Socialista y el Partido del Centro— consiguieron el 14,7 % y 7,7 %, respectivamente. Por su parte, los Conservadores quedaron en el segundo lugar con un 18,7 % de votos a favor. De esta manera, 100 de las 169 bancas en la asamblea Stortinget quedarían en manos del nuevo gobierno.
El Partido Laborista obtuvo el 26,5% de los votos, mientras que los Conservadores quedaron en segundo lugar con el 18,7%.
Luego de las elecciones celebradas este lunes, el líder laborista y futuro Primer Ministro, Jonas Gahr Stoere, dijo que "ahora darán a Noruega un nuevo gobierno y un nuevo rumbo", mientras era coreado por los miembros de su partido en los festejos. Además agregó que en los próximos días invitará a los partidos “que quieren un nuevo cambio” a mantener el diálogo.
Con este resultado, Noruega completa la lista de gobiernos de izquierda en la zona de los nórdicos. Gahr Stoere se suma a los primeros ministros Sanna Marin, del Partido Socialdemócrata de Finlandia, Stefan Löfven, líder del Partido Socialdemócrata Sueco, Katrín Jakobsdóttir, presidenta del Movimiento de Izquierda-Verde de Islandia y Mette Frederiksen del Partido Socialdemócrata de Dinamarca.
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Como partido mayoritario, los laboristas buscarán formar un gobierno de coalición en el cual se apoyarán -según las promesas de campaña- las nuevas industrias verdes, como la energía eólica, el “hidrógeno azul” —que utiliza el gas natural para producir un combustible alternativo— y la captura y el almacenamiento de carbono, que pretende enterrar el dióxido de carbono bajo el océano.