Juan José Aranguren es la cara de los tarifazos de Mauricio Macri. Por eso, sus palabras de apoyo a la postura del ministro de Economía, Martin Guzmán, respecto de la necesidad de focalizar los subsidios a la energía, resuenan en pleno debate en el Frente de Todos.
En una entrevista exclusiva con Diario Con Vos, el exministro de Energía y Minería la gestión de Cambiemos asegura que si no se cumple el Presupuesto que confeccionó el economista de Columbia se estará generando una nueva pelota de gasto como la que había en 2015. “Siempre va a venir alguien a tener que corregirlo”, dice pensando en el rol que le tocó y del que no hace ninguna autocrítica, salvo no haber comunicado mejor. “Flaco favor le harían al ministro si dicen que es el Aranguren de esta administración”, reflexiona, a siete años de haber dejado la presidencia de Shell para sumarse a los equipos técnicos de Macri.
–¿Te arrepentiste del cambio de la empresa privada a la función pública?
–Para nada. Fue un crecimiento personal y profesional. Hay gente a la que pueden no satisfacer las cosas que yo he hecho y otra a las que sí. Tal vez este aniversario me hace pensar en que estamos volviendo a 2015, no solo por la política energética sino también por la política económica. La Argentina vive en un déjà vu permanente. Estamos tropezando permanentemente con la misma piedra. Algún día vamos a tener que aprender de los errores y de las cosas que se hicieron bien en el pasado.
–¿Macri no fue reelecto por la política tarifaria?
–A mí me fueron. Yo fui despedido, no renuncié. Un presidente es el que convoca y saca. Me fueron en mayo de 2018. Las elecciones fueron en agosto de 2019. No me saco culpa, hago una reflexión. Estamos mal como país si tenemos que ajustar las tarifas a lo que puede ser el resultado de una elección. La energía y la política económica tienen que trascender las elecciones. No creo que el ajuste de las tarifas, y me pongo en 2019, haya sido responsable de perder la elección. De hecho, después de las PASO el Presidente decidió congelar el precio de la energía y tampoco ganó las elecciones… Hay un tema de educación: en el gobierno al que yo pertenecí no tuvimos la capacidad de comunicar adecuadamente no solo de dónde veníamos sino por qué estábamos haciendo lo que hacíamos.
–¿Hoy te sentís fuera de Juntos por el Cambio?
–Nunca participé en política y no estoy participando en política. Mi tarea diaria es ser consultor energético y dirigir una maestría. Lo cual no quita que ante la solicitud de una opinión técnica de gente que políticamente podría estar más cerca de mí, lo haga.
Estamos mal como país si tenemos que ajustar las tarifas a lo que puede ser el resultado de una elección.
–¿Pero votás a Juntos por el Cambio?
–Históricamente por formación familiar yo voté al radicalismo hasta el 2003. En 2003, 2007 y 2011 no me sonrojo en decir que voté a Elisa Carrió a pesar de que luego no le gustaron mis políticas. Y voté a Macri en 2015 y 2019. Voto lo que me parece porque no estoy afiliado. Voto al candidato que pueda producir un cambio cultural, que es lo que necesita la Argentina. Necesitamos recuperar la cultura del esfuerzo.
–¿Con cuál de los líderes de Juntos por el Cambio te identificás?
–Como no soy político, al que lea esto no creo que le interese lo que yo opino. Hoy estamos eligiendo los mejores legisladores para el Congreso. Está mal que estemos eligiendo el posicionamiento de los que van a ser candidatos en 2023. Así nos va...
–Bueno, lo está haciendo Juntos por el Cambio.
–Estoy diciendo lo que no está bien. Me gustaría poder elegir a los que van a hacer bien su tarea en el Congreso. Veo mal que cuando uno es elegido para una cosa renuncie para ir a otro lado, como los candidatos testimoniales y que uno sea elegido en un distrito y se vaya a otro lado. Tanto el gobernador Kicillof como la exgobernadora Vidal. No sabemos qué va a pasar la próxima semana y queremos hablar de 2023. Hay más de 95 mil muertos y estamos preocupándonos porque si voy primero en la boleta puedo ser candidato en 2023.
Bancando a Guzmán
–La mirada que tiene Guzmán sobre las tarifas y los subsidios, ¿es muy distinta de la que tenían ustedes?
–¿Cuánto van a aumentar los salarios? 45%. ¿Cuánto aumenta la tarifa de gas? 9%. ¿No estamos armando una pelota como la de 2015 que en algún momento va a tener que venir a resolver alguien? A Guzmán lo escuché decir que quería cumplir el Presupuesto, y hoy no está lo está cumpliendo. Lo que no pagás con el bolsillo lo pagás de otra manera.
–¿Qué opinás del proyecto de extender los subsidios a zonas de bajas temperaturas?
–Se vuelve a masificar un subsidio y no dirigirlo a aquellos que no tienen poder adquisitivo para pagar un determinado consumo energético. Ahora viene la zona cálida: reducir la tarifa eléctrica a los que están en zonas cálidas, aunque va a ser más difícil porque son distintas jurisdicciones. Al final del día, si divido el país entre cálido y frío voy a estar subsidiando todo. Y la buena política energética tiene que ser un subsidio focalizado. No subsidiar al que puede pagar. Los subsidios generalizados benefician al decil de la población de mayor poder adquisitivo.
Cada vez que distorsiono algo, como con los subsidios energéticos, el que venga a corregirlo va a ser visto como el que me quitó los espejitos de colores.
–Ni más ni menos que la segmentación de tarifas que pide el ministro Guzmán.
–Como dijo el ministro, el subsidio generalizado es pro-rico.
–¿No se repiten en este gobierno las mismas diferencias internas que había en el de Macri respecto de cómo abordar las tarifas?
–Seguro. Y al final del día, hay una única responsabilidad del poder unipersonal del Presidente. Tampoco es de la vice: es del presidente.
–¿El próximo gobierno va a tener otro Aranguren? Salvo que el Aranguren de este gobierno sea Guzmán.
–Flaco favor le hacés a Guzmán con eso. Cada vez que yo distorsiono algo, el que venga a corregirlo va a ser visto como el que me quitó los espejitos de colores. El mundo tiene 6.800 millones de habitantes. Hay 800 millones que no tienen energía eléctrica. Necesitamos más energía. Y al mismo tiempo, el consumo de energía fósil, el 80% de la que se consume, genera gases de efecto invernadero. Eso estamos discutiendo.
El consenso por Vaca Muerta
–Los últimos tres gobiernos subsidiaron la explotación de los yacimientos en Vaca Muerta. ¿Es un consenso que salta la grieta en materia de política económica?
–Excede a los gobiernos. Hace unos días se terminaron de pagar las 30 cuotas que en el año 2017 se establecieron para saldar una deuda del Plan Gas, diseñado por Kicillof cuando era ministro de Economía. Fue la continuidad de una política de estado. Otra ayudó al desarrollo de Vaca Muerta, al reconocer en forma indirecta en el bolsillo de todos los argentinos –no solo de los que consumen gas– el costo real de explorar y explotar un recurso, distinto del precio de la tarifa y que se paga de manera comunitaria, incluso zonas que no tienen gas. Muchos pagan el desarrollo de un recurso que no consumen por el Plan Gas, la resolución 46 de nuestro gobierno o el Plan Gas Ar hoy.
–La política de subsidios de su gobierno, con esa resolución, benefició más a Techint que a YPF. ¿Fue buscado?
–La resolución 46 habilitaba a cualquiera de las 33 concesiones que estaban en etapa piloto a la etapa de desarrollo. Nadie de YPF de la administración anterior puede decir que tuve injerencia en una esa empresa privada, de mayoría estatal, que se rige por la ley de sociedades por decisión de la presidencia de Cristina Kirchner. YPF tomó la decisión de entrar más tarde o no entrar. La simplificación es “Aranguren benefició a Techint”.
Cero autocrítica
–¿Reflexionaste sobre la velocidad de los aumentos de tarifas de tu gestión para salir del atraso que se había heredado del gobierno de Cristina Kirchner?
–Muchos se quejan de que lo mío fue una política de shock y otros se quejan de que fue gradual. Cuando hablamos de porcentajes de aumentos, hay que ver de dónde se parte. Cuando llegamos, la tarifa eléctrica remuneraba el 12% del costo real de la energía. Cualquier recomposición de tarifas es sideral. Más que de la velocidad, de lo que me puedo arrepentir es de la capacidad para comunicar por qué hacíamos lo que estábamos haciendo. Cuando se recompuso el sistema, que estaba en emergencia, la electricidad dejó de cortarse y la producción de gas comenzó a aumentar hasta 18%.
Más que de la velocidad para ajustar las tarifas, me puedo arrepentir de la capacidad para comunicar por qué hacíamos lo que estábamos haciendo.
–¿Cómo repensás hoy el hecho de haber mantenido tus ahorros en dólares fuera del país mientras fuiste ministro?
–Tenemos un problema de hipocresía en la Argentina. Dicen que tengo como defecto que prefiero decir la verdad aunque duela. Lo que ocurrió con mis ahorros es de tipo personal. Decían “¿cómo puede ser convocar a la inversión si tiene sus dólares afuera”. Una cosa son los dólares de inversión y otra cosa son los dólares para ahorrar. ¿Qué hizo el presidente Kirchner con lo que recibió como compensación para la privatización de YPF? Los sacó afuera, se multiplicaron, llegó a un valor x y nunca hizo ese balance. ¿Qué hizo la presidenta Cristina Kirchner cuando perdió su partido en 2015? Dolarizó todos sus plazos fijos. A su hija le abren una caja de seguridad y tenía 5 millones de dólares. ¿Alguien que fue presidente puede ahorrar en dólares y alguien que trabajó 30 años en el sector privado no puede hacerlo? Ahí hay hipocresía.
–Te tomo eso. Pero mantener acciones de Shell cuando ibas a ser autoridad de aplicación del negocio en el que se desenvuelve la empresa, ¿cómo lo explicas?
–Recibí las acciones de Shell como parte de mi actividad en la empresa. Pero una vez que terminé con Shell, el hecho de tener acciones de Shell no me condiciona en absoluto. La ley de ética pública no lo impide. Era una excusa para pegarme, entonces dije: “las vendo por cansancio”.
Si divido el país entre cálido y frío, voy a terminar subsidiando todo. La buena política energética es un subsidio focalizado.
–En pocos puntos creés haber actuado mal. ¿En política hay que parecer además de ser?
–Finalmente, me haya o no gustado, terminé aceptando el parecer además de ser.
–Completo la pregunta: este tipo de enfoques, ¿no muestran un abismo entre el background de alguien que viene de la actividad privada y los desafíos de la función pública?
–Habría que comparar el gobierno de los CEOs con el gobierno de los científicos.
–Ah, tranqui la chicana.
–Lo digo para chicanear pero también para ponerlo en contexto. Tanto en la función pública como en la función privada hay que administrar los intereses del “accionista”. Los ciudadanos “ponen” en impuestos y quieren sacar más en la forma de servicios. En ambos mundos hay gastos generales, para administrar la empresa. Cuando los gastos generales son desproporcionados, los accionistas de un país –los ciudadanos–, se sienten insatisfechos.
–¿Volverá a haber CEOs en la función pública?
–No está mal que haya gente que estuvo toda su vida haciendo política y otra gente que estuvo 35 años en el sector privado. No es malo mezclar esas capacidades. Así como un privado que nunca vio lo que era implementar una política pública debe educarse para eso, también es difícil que un ministro o gobernador que nunca manejó una empresa privada sepa lo que significa despedir a una persona o hacer un plan de negocios.