Este lunes inició el período de cosecha gruesa de la yerba con una particularidad: por primera vez en 22 años, no habrá precio sostén para la hoja verde y la canchada, que es la yerba seca, sin molienda. Es el efecto del DNU 70/23, que le quitó al el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) la posibilidad de establecer precios de referencia. Mientras algunos sectores intentan restar importancia a la situación, otros advierten sobre una posible drástica suba en el precio del producto.
Además de por la posible disparada en el precio de la yerba a alrededor de $6 mil el kilo, el efecto del DNU sobre el INYM fue duramente criticado por dejar desprotegidos a miles de pequeños productores y a varias cooperativas del rubro. Sin embargo, desde el Gobierno de Corrientes intentaron poner paños fríos y llevar tranquilidad a este respecto.
“No creo en absoluto que los precios se vayan para arriba”, aseguró la ministra de Industria, Trabajo y Comercio de Corrientes, Mariel Gabur. Según ella, en el mercado yerbatero “hay un precio que la mayoría está pagando, un precio estable”. Asimismo, le quitó importancia, en declaraciones citadas por Clarín, a la acción del INYM: “Si pusiera un valor, siempre es lo mínimo que se puede pagar. Es decir que por abajo de eso no puede pagar, pero por arriba puede pagar todo lo que quiera. Es lo que ocurre”.
“No creo que el precio se dispare. Hoy día los industriales tienen la posibilidad de pisar el precio que se le paga al productor y con eso mantener el precio a la salida de molino”, recalcó la funcionaria.
Precisamente, el rol del INYM era fundamental para equilibrar, de algún modo, la relación de fuerzas entre los industriales y los pequeños productores. En los períodos de cosecha o zafra, el organismo fijaba valores mínimos para que estos últimos pudieran cubrir sus costos y recibir un margen de ganancia por su trabajo.
"Cuando inicia la zafra gruesa, los productores tenemos la necesidad de vender rápido antes de que se pierda la hoja. Entonces, nuestro poder de negociación es muy bajo porque la industria sabe que tenemos que venderles sí o sí", explicó Jonás Peterson, titular del INYM, según citó Página 12. "La intervención del Instituto evitaba que se aprovechen de esa desventaja y nos hagan ofertas irrisorias," añadió.