Un hombre llegó al departamento de su padre en Caballito y encontró una escena terrorífica: su cabeza sobre una mesa y el resto del cuerpo descuartizado y dentro de una valija. El jubilado de 73 años, Daniel Alejandro Cichero, vivía junto a otro de sus hijos, quien sufre esquizofrenia y confesó la autoría del crimen en las últimas horas.

El denunciante, de 46 años, declaró que hacía unos días que no sabía nada de su padre. En medio de la tormenta intentó comunicarse por teléfono, pero nunca respondió. En este contexto, se dirigió al departamento ubicado en Aranguren al 1600 para visitarlo y darle una sorpresa. Sin embargo, al ingresar se encontró con esa espeluznante escena, por lo que llamó inmediatamente al 911.

Cuando salió del lugar para pedir ayuda se encontró con su hermano menor, un paciente psiquiátrico que padece esquizofrenia y vivía con la víctima. Desde el comienzo fue el principal sospechoso y se lo comenzó a investigar como autor del hecho, pero confesó espontáneamente haber cometido el crimen al ser esposado.

De todas maneras, la confesión deberá ser repetida ante el juzgado del caso en declaración indagatoria para tener cualquier tipo de validez procesal. Sin embargo, el estado de salud mental del acusado se vuelve un factor clave a la hora de definir la imputación. El caso está a cargo del Juzgado N°21.

Además de la macabra escena de la cabeza y el cuerpo desmebrado, se hallaron también las herramientas que el joven de 20 años habría utilizado para descuartizar a su padre: dos sierras y un cuchillo. La bañera del baño del lugar estaba notablemente manchada de sangre, al igual que el colchón de la cama.

Se cree que, tras matar al jubilado, el asesino trasladó el cadáver a la bañera, donde lo trozó en partes para poder guardarlo en la valija. Al no poder cerrarla, decapitó los restos y así la cabeza quedó afuera. Se cree también que el acusado intentó limpiar la escena y cavar un pozo en el patio del edificio para enterrar el cuerpo, que fue hallado a medio hacer.