Un 1 de enero, pero de 1962, cuatro jóvenes se presentaron ante John Smith y Dick Rowe con sus guitarras, bajo y batería para realizar una prueba en el sello Decca. Sin embargo, el cazatalentos los rechazó: "Estos muchachos no tienen la menor posibilidad de triunfar". Lo que Smith no sabía es que ese grupo musical eran los Beatles.
El rechazo de John Smith a los Beatles pasó a la historia como "La audición de Decca". Para entender cómo estos cuatro jóvenes consiguieron esa audición hay que remontarse un tiempo atrás. El productor Brian Epstein tuvo que poner de su bolsillo algunas libras para que el Smith y Rowe permitieran que se grabara la prueba.
Estos cuatro chicos se sentían tan seguros de su talento que tomaron la audición como una simple formalidad. Tal es así que en la tarde del 31 de diciembre de 1961 cargaron sus equipos y sus instrumentos en una furgoneta Commer que manejaba un amigo del colegio, Neil Aspinall. De esta forma, viajaron apretados John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Pete Best. Cabe resaltar que Ringo Starr no había llegado todavía al grupo.
Para su desgracia, se perdieron en el camino. En total se demoraron 10 horas para recorrer los trescientos cincuenta kilómetros que separan Liverpool de Londres. Finalmente los Beatles se presentaron en los estudios Decca de West Hampstead a las 11 de la mañana. Allí tocaron quince temas durante una hora.
Algunas de las canciones que tocaron eran "Crying", de Buddy Holly; "Memphis, Tennessee", de Chuck Berry; e incluso tres temas de Paul McCartney y John Lennon, titulados "Like Dreamers Do", "Hello Little Girl" y "Love of the Loved". Varios años después, esa cinta de prueba se remató en 2012. Su comprador fue un coleccionista japonés, que la adquirió por 35 mil libras.
El hecho es que Decca le dijo no a Epstein y a los Beatles. Por si fuera poco, cuando Epstein le pidió a Smith una explicación, este respondió: "Los grupos de rock con guitarra ya no corren. Estos muchachos no tienen la menor posibilidad de triunfar".
A pesar de eso, Smith se reconcilió con los Beatles varios años después. Incluso, aceptó ser parte de las tradicionales convenciones de fans sólo para reconocer su célebre metida de pata. Finalmente murió a los 76 años por un enfisema, en Camberley, condado de Sussex, el 3 de diciembre de 2011.