Si querés proteger y mejorar tu jardín, un buen antihongos es fundamental y podés armar uno súper natural, fácil y eficaz aprovechando al máximo el pomelo. Los cítricos al rescate: acá tenés la solución.
El pomelo es una fruta súper noble por su sabor y por la gran cantidad de beneficios que trae para la salud. Te sirve para jugos, tragos, condimentos, ensaladas e incluso para ciertos preparados para el hogar.
En este caso, no se trata de la utilización del jugo, pulpa o de la cáscara, sino de las semillas. Sus propiedades antifúngicas las convierten en un elemento esencial y natural para cuidar nuestras plantas.
Cómo hacer un antihongos natural para tus plantas con semillas de pomelo
Elementos
- Un puñado de semillas de pomelo
- Un mortero
- Agua
- Botella con pulverizador o spray
Procedimiento
- Lavar las semillas y secarlas con servilleta o papel absorbente.
- Molé las semillas secas en el mortero y trituralas bien hasta que quede un polvo fino. Ese polvo es el que contiene los elementos antifúngicos que mencionamos.
- Herví las semillas en agua por 30 minutos y dejá reposar. La proporción es de 50 gramos de semillas molidas por cada litro de agua.
- Colá la solución con un filtro para café molido.
- Colocá la solución en la botella y rociá tus plantas afectadas por los hongos. Asegurate de cubrir bien las hojas y los tallos.
- Repetir el proceso cada siete o diez días, hasta que los hongos desaparezcan.
Hay que tener en cuenta que, previo a echar el antihongos natural sobre las plantas, es importante que hagas una pequeña prueba sobre una parte de la planta, con el objetivo de que no haya una reacción adversa.
Esto sucede porque algunas especies pueden ser sensibles a los aceites cítricos y pueden marchitarse y dañarse. Más vale prevenir que curar.