La compañera de fórmula de Javier Milei, Victoria Villarruel, reiteró su postura negacionista y reivindicadora de la última dictadura militar que había planteado en el debate que la enfrentó a Agustín Rossi y propuso que el Museo Sitia de Memoria ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) deje de cumplir la función de recordar los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en el predio para que nunca más vuelvan a suceder.
"Un predio como el de la ESMA son 17 hectáreas que podrían ser disfrutadas por todo el pueblo argentino, sobre todo porque en su momento estaban destinadas a ser escuelas y lo que más necesitamos son escuelas", reclamó la fundadora del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas.
La aspirante a la vicepresidencia pidió "pensar un poquito en tener una visión amplia de los derechos humanos que incluya a todos y que permita con el paso del tiempo y mucho respeto cerrar las situaciones que duelen como sociedad".
También cuestionó las indemnizaciones que cobran las personas que fueron detenidas, torturadas o violadas por miembros de las Fuerzas Armadas durante la dictadura que empezó en 1976 y terminó en 1983. Por la ESMA, pasaron cerca de 5000 hombres y mujeres y la mayoría fue arrojado al mar después de sesiones de tortura física, de trabajo forzado o de detención ilegal en condiciones inhumanas.
"Hay víctimas que dicen haber sido agredidas por el Estado y que después murieron por una pastilla de cianuro ordenada por Montoneros o pusieron una bomba y les explotó, esas personas no son víctimas y no pueden cobrar indemnización", señaló en TN la sobrina de Ernesto Guillermo Villarruel, el Jefe de Inteligencia de una división de Infantería que operaba en el centro clandestino El Vesubio en La Matanza.
Villarruel pidió hacer "una auditoría de cómo se entregaron esos fondos porque estos fondos se entregan con el hambre del que vive en situación de calle en Constitución".
En la ESMA funcionó el Casino de Oficiales desde donde la Armada planificó secuestros y asesinó de forma sistemática, mantuvo a los prisioneros con los ojos tapados y esposados en espacios reducidos para luego desaparecerlos. Este año, la Unesco declaró al Museo Sitio de Memoria como Patrimonio de la Humanidad.