A un mes del comienzo de la guerra en Medio Oriente, Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, advirtió que no va a haber alto al fuego con Hamas ni entrega de combustible para la Franja de Gaza en tanto el movimiento islamista no libere a los rehenes. "Ni gasolina ni cese al fuego sin la liberación de nuestros rehenes", dijo el líder histórico del Likud. Mientras tanto, los soldados israelíes llegaron al centro de la ciudad de Gaza, y luchan contra Hamas entre las ruinas de la ciudad bombardeada.
Yoav Gallant, el ministro de Defensa de Israel, afirmó que sus tropas están "en el corazón de la Ciudad de Gaza". En una conferencia de prensa, explicó: "Llegaron desde el norte y el sur. La atacaron de forma coordinada por tierra, aire y agua". El ministro a cargo de la guerra siguió: "Están maniobrando a pie, en vehículos acorazados y tanques, acompañados de ingenieros militares, desde todas las direcciones y tienen un solo objetivo: los terroristas de Hamas en Gaza, junto a su infraestructura, sus comandantes, sus búnkers y sus salas de comunicación".
Israel dice que su control sobre la ciudad de Gaza solo está fortaleciéndose, que tomó uno de los bastiones de Hamas y sus tropas están luchando para internarse en la ciudad mientras, en el camino, van apropiándose de importantes cantidades de material militar que pertenecía a Hamas u otros grupos terroristas gazatíes.
Mientras avanza la invasión y siguen los bombardeos, se está produciendo un nuevo éxodo de civiles en Gaza, que van escapando de la ciudad, muchas veces a pie, para ir hacia el sur de la Franja de Gaza. Algunas imágenes muestran a cientos de personas movilizándose hacia afuera de la ciudad.
En Israel, mientras tanto, se producen montones de homenajes las víctimas del ataque de Hamas para marcar el mes desde la masacre. En Tel Aviv, por ejemplo, se realizó un minuto de silencio frente a una mesa gigantesca, con 240 sillas vacías, el mismo número de rehenes que siguen secuestrados por Hamas en la Franja de Gaza.