Tras el atroz tiroteo perpetrado en el Estado de Maine, la policía de Estados Unidos continúa buscando intensamente a Robert Card, un reservista del ejército acusado de ser quien abrió fuego contra decenas de personas en un bowling y un bar matando, al menos, a 18 de ellas.
El tiroteo de Maine, Estados Unidos, ocurrió en la noche del miércoles en Lewiston, una ciudad que tiene 36.000 habitantes y es la más poblada del Estado. Allí, las autoridades instaron a la población a permanecer en sus casas por el riesgo que supone este hombre "armado y peligroso" que se dio a la fuga.
El atacante fue identificado como Robert Card, de 40 años, y la policía difundió su fotografía. Según la cadena CNN, es un instructor certificado y reservista del ejército. Se habría sometido, hace unos meses, a una evaluación de salud mental por mostrar comportamientos erráticos mientras estaba en su regimiento de reserva, según aportó un funcionario estadounidense a la agencia AP.
"Tenemos literalmente a cientos de policías que trabajan en todo el Estado de Maine para localizarlo", afirmó el responsable de la seguridad pública local, Mike Sauschuck, citado por AFP. Mientras tanto, varios edificios públicos y comercios como escuelas, consultorios médicos, supermercados y sedes gubernamentales cerraron sus puertas el miércoles por el peligro de "tirador activo", a la vez que cientos de vecinos se encerraron en sus casas.
Al mismo tiempo Portland, la ciudad más grande del Estado, cerró sus edificios públicos y la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá lanzó una alerta de "hombre armado y peligroso" para los trabajadores de la frontera.
Este jueves, los agentes se dirigieron a una casa de la familia de Card, la rodearon y dieron la orden de salir, pero el autor del tiroteo de Maine no apareció. También ayer, a la búsqueda por tierra se añadió una búsqueda por agua en el río Kennebec que de todos modos resultó infructífera.
En ese contexto, el presidente Joe Biden insistió al Congreso que regule las leyes de control de armas, incluyendo la posibilidad de prohibir los rifles de asalto. Su mensaje iba especialmente dirigido a los legisladores republicanos, principales defensores del derecho constitucional a portar armas.
"Hoy, tras otra tragedia, insto a los legisladores republicanos en el Congreso a que cumplan con su deber de proteger a los ciudadanos de Estados Unidos", comunicó ayer el mandatario y pidió que "trabajen con nosotros para aprobar una ley que prohíba los rifles de asalto y los cargadores de alta capacidad, que establezca verificaciones globales de antecedentes, para requerir un almacenamiento seguro de armas y poner fin a la inmunidad de su responsabilidad por parte de los fabricantes".
Quitando los suicidios, más de 15.000 personas murieron a causa de la violencia armada desde principios de año en Estados Unidos, y el ataque de ayer es el más mortífero registrado en lo que va de 2023 según la asociación Gun Violence Archive (GVA), que lleva un registro diario de la situación.
