Desde hace meses que el gobierno argentino viene cobrando peajes en la Hidrovía Paraguay-Paraná, la situación tiene a los empresarios paraguayos con los pelos de punta y ahora buscan llevar su reclamo a los Estados Unidos para intentar internacionalizar el conflicto.
El conflicto entre Argentina y Paraguay nace a principios de este año, cuando el gobierno de Alberto Fernández decidió cobrar un peaje a las embarcaciones de otros países que utilizaran la autopista fluvial. El problema es que el gravamen impuesto no está contemplado en los acuerdos que firmaron los distintos países para reglamentar la navegación en las rutas fluviales de la región.
El propio presidente de Paraguay, Santiago Peña, había anunciado su rechazo a la medida y a él luego se añadieron los gobiernos de Uruguay, Brasil y Chile. Sin embargo, el conflicto sumó un nuevo capítulo ahora que los empresarios locales y extranjeros asentados en Paraguay llevaron sus reclamos a Estados Unidos.
La Paraguayan American Chamber of Commerce (la Cámara de Comercio Paraguaya-Americana, USAPACC), la versión paraguaya de la American Chamber en Argentina (AmCham), elaboró un comunicado que firmaron todos sus miembros en la que calificaron el peaje como una "medida unilateral e inconsulta", además de "ilegal", que significa un "grave retroceso" a los "esfuerzos de integración" regional.
El comunicado contiene un fuerte valor simbólico, dado que en el seno de la Hidrovía Paraguay-Paraná se juega una fuerte disputa geopolítica. Empresas chinas quieren quedarse con la concesión del dragado en la vía navegable y compite con empresas norteamericanas y europeas para quedarse con la concesión.
Por otro lado, más de la mitad de las barcazas que circulan en la Hidrovía son de origen paraguayo, de ahí la insistencia del gobierno de Peña y los empresarios para que la Argentina elimine el peaje.