Woody Allen se metió en el caso Rubiales, que involucra al presidente de la Real Federación de Fútbol Española y a la deportista Jennifer Hermoso, Para el director neoyorquino, lo ocurrido fue un "solo un beso" entre amigos, no una violación ni una agresión sexual.
Las declaraciones de Allen llegaron en el contexto del Festival de Venecia, donde presenta, aunque fuera de concurso, su última película, Golpe de Suerte. El director la filmó en Francia, donde vive a partir de los conflictos que enfrentó por las preguntas sobre su relación con sus hijos y la denuncia realizada contra él por abusar sexualmente de su hijastra, Dylan Farrow, cuando ella tenía siete años.
La condena pública contra Allen tomó nueva actualidad cuando, en el 2017, la propia Dylan publicó una carta en The New York Times contando, en primera persona, lo que había sufrido en su infancia. En esa denuncia, Farrow fue acompañada por su hermano, Ronan Farrow, uno de los artífices del Me Too y ganador del Premio Pulitzer de periodismo.
En diálogo con el diario español El Mundo, Allen planteó: "No la estaba violando, era solo un beso y era una amiga. ¿Qué hay de malo en eso? No se escondieron, ni estaban en un callejón oscuro". El director siguió: "Como ciudadano medio, estuvo mal, hizo algo incorrecto... pero no es como si hubiera quemado un colegio. Los dos tendrían que arreglarlo y salir adelante".
