En 26 allanamientos y 15 detenciones derivó una investigación de más de un año llevada a cabo en conjunto por varios organismos del Estado- AFIP, Aduana, PROCELAC, Fiscalía y Policía- que intervino sobre una red delictual liderada por ciudadanos chinos que desde los supermercados cometían los delitos de evasión, lavado de dinero, compra ilegal de divisas y contrabando hacia Paraguay.
Los investigadores dejaron al descubierto una compleja organización criminal que operaba sobre una red de supermercados chinos a través de los cuales se lavaba dinero, presuntamente de la evasión impositiva, para luego adquirir dólares en el mercado informal y fugarlos por tierra a Paraguay, donde se terminaba de ocultar el rastro a través de la compra de criptomonedas.
La investigación comenzó el 5 de mayo de 2020, en plena cuarentena, cuando la Gendarmería Nacional realizó un control vehicular a una camioneta que circulaba sin permiso por Burzaco, conducida por Xinqi Chen y Javier Antonio Nardino. La revisión del vehículo permitió encontrar $4.919.600 en bolsas en efectivo, de los que detenidos negaron conocer el origen.
Esto abrió un complejo estudio con escuchas telefónicas e intérpretes chinos, que logró determinar la existencia de una elaborada trama que funcionaba así: desde diversos supermercados chinos de CABA y el conurbano se retiraban grandes cantidades de efectivo, cuyo presunta generación estaba en la ausencia de facturación de ventas. Los Zhuang, los dueños del “sistema”, pactaban el retiro de los “aportes” y enviaban a ese cometido a los “recaudadores”, a quienes coordinaban los de jerarquía intermedia.
Usaban sus autos o la organización les ponía uno. Al llegar a cada comercio, el recaudador avisaba a un grupo de WhatsApp. De inmediato, los “jefes” se ponían en contacto con algún referente de ese local y le avisaba que habían llegado a buscar el dinero. Contaban la plata y mandaban una foto al grupo como recibo. Lo metían en una bolsa de caudales y lo reacondicionaban para luego trasladarlo a un edificio situado en la calle Esmeralda 920, en plena City.
Allí operaba una "cueva" en la que convertían todo el dinero en dólar blue para luego contrabandearlo hacia Paraguay. A todo este dinero producido de manera ilegal, lo llevaban oculto en autos acondicionados para ocultar los fajos de dólares en la carrocería. Huecos con doble fondo en las puertas, debajo de los asientos y en el piso del habitáculo. La zona preferida de paso era la Triple Frontera, en Misiones, donde tenían un cómplice que les garantizaba el paso.
Una vez en el país vecino, usaban los dólares para comprar criptoactivos, principalmente USDT u otras stablecoins que en territorio paraguayo cuestan un 2% menos que en Argentina.
Los allanamientos y las detenciones dieron paso al secuestro de nuevos dispositivos, cuyas escuchas darán paso a más eslabones de esta enorme red delictual.