La enfermera británica Lucy Letby, una de las únicas cuatro mujeres condenadas a cadena perpetua en la historia del Reino Unido, comenzó este martes su encarcelamiento en una prisión de máxima seguridad, en donde están algunos de los criminales más terribles de ese país.
Letby, especialista en neonatología, fue declarada culpable del asesinato de siete bebés luego de un juicio que duró casi 10 meses. Además, fue condenada por intentar matar a otros seis recién nacidos. Aún así, se supone que sus víctimas pueden ser, en realidad, alrededor de 30 bebés.
Ella le inyectaba a aire o insulina a recién nacidos. Siguió con sus asesinatos por alrededor de un año, el tiempo que duró su trabajo en la sala de recién nacidos del Hospital Countess of Chester, en Cheshire. Ahora se llevará a cabo una investigación independiente para analizar como estos asesinatos pudieron sostenerse durante tanto tiempo en el hospital. Los padres de los bebés, por su parte, exigen una investigación judicial que obligue a los involucrados a declarar, y buscan llevar a la justicia a los administradores del hospital, que no escucharon las advertencias de los médicos, bajo los cargos de "homicidio involuntario".
La sentencia por los terribles crímenes cometidos por la enfermera augura una vida terrible, de ahora en más, para la asesina. El sistema judicial británico decidió, por el momento, mantenerla aislada del resto de las presas para evitar que la ataquen. Según algunos expertos que analizaron la cuestión, muchas de las presas no pueden ver a sus propios hijos, por lo que los crímenes de Letby tocarán una fibra sensible y la vuelven un objetivo para otras reclusas. Antes del juicio, Letby estuvo recluida en HMP Bronzefield en Surrey, la cárcel para mujeres más grande de Europa.
