River quedó afuera en la definición a penales contra Inter de Porto Alegre en una dramática definición a penales que se extendió a diez tiros para cada uno y que tuvo en el séptimo penal, de Pablo Solari, uno de sus momentos más tensos.

Y es que por el mal estado del campo, el delantero puntano resbaló cuando iba a impactar el balón y terminó llevándose puesta la pelota hasta el fondo de la red. Lo que al comienzo se celebró como un gol, los brasileños rápidamente lo reclamaron como "doble toque", es decir, una maniobra en la que el jugador tocó dos veces la pelota antes de que entrara.

La maniobra fue rápidamente revisada por el asistente Leodán González, quien estaba en el VAR, quien detectó que efectivamente, el delantero tocó el balón con los dos pies. "Se mueve la pelota, se mueve, cambia su dirección", dijo en primera instancia.

Se mueve la pelota, se mueve, cambia su dirección. Sí, sí, sí, sí. Hay doble toque.

Y tras revisarlo un par de veces, lo confirmó: "Sí, sí, sí, sí. Hay doble toque. Vamos de nuevo a la Minicam. Damela en zoom, dale. Close up. Más zoom, más zoom. Dale, dale, dale, dale. Ahí se mueve. Mueve el balón. Tendría que hacerlo para allá y sale para allá. Sale para allá. Hay otra ahí atrás. Ok, ahí está, ahí. ¡Dale! Pierde penal, es una decisión factual".

Muchos hinchas reclamaron por la decisión del árbitro uruguayo Andrés Matonte, pero lamentablemente para ellos, el reglamento le da la razón en su decisión.

"Si, después de que se haya lanzado un tiro penal, el ejecutor del tiro toca por segunda vez el balón (excepto con sus manos) antes de que el esférico haya tocado a otro jugador: se concederá un tiro libre indirecto al equipo adversario, que se ejecutará desde el lugar donde se cometió la infracción", dice la regla 14 de las normas del fútbol.