Este jueves fue nuevamente un día de protestas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y varias personas atravesaron demoras y embotellamientos, entre ellas la propia vocera presidencial, Gabriela Cerruti. La funcionaria fue captada por un reportero bajando del auto en el que se trasladaba y caminando entre los vehículos.
El embotellamiento que demoró a Gabriela Cerruti se debió a una serie de protestas impulsadas por Unidad Piquetera, en el marco de la discusión sobre el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVyM). Los manifestantes denunciaron que el nuevo monto pautado sigue quedando detrás de la inflación y continúa ubicando a millones de personas en situación de indigencia. En este contexto, se dirigieron también al Ministerio de Trabajo y coronaron la jornada con una visita a la Casa de Jujuy.
La Unidad Piquetera comenzó a manifestarse frente a la sede de Azopardo de la Confederación General del Trabajo (CGT) para exigir a sus dirigentes que impulsen “un paro nacional y plan de lucha” y que levanten “el reclamo de un aumento de emergencia del salario mínimo que lo lleve a $200 mil”. Luego se dirigieron al Ministerio de Trabajo y finalmente a la Casa de Jujuy para reclamar libertad para los detenidos en las manifestaciones contra la reforma constitucional. Así, los manifestantes fueron cortando a su paso diversos puntos de la Ciudad.

Una de las zonas afectadas fue la intersección entre Carlos Pellegrini y Corrientes, precisamente por donde intentaba pasar Gabriela Cerruti. Así lo capturó Emmanuel Fernández, fotógrafo del diario Clarín, quien registró a la vocera presidencial consultándole algo a una agente de tránsito desde el asiento trasero del auto y, finalmente, bajándose para seguir su camino a pie entre un mar de vehículos atascados.

En el comunicado anunciando la manifestación, publicado por Prensa Obrera, los dirigentes que la impulsaron denunciaron que la sesión del Consejo del SMVyM se produjo “a espaldas de los trabajadores” y que allí “funcionarios gubernamentales, cámaras empresarias y las cúpulas de la CGT y la CTAs -con la observación de los movimientos sociales oficialistas- pactaron un nuevo cronograma de aumentos por detrás de la inflación para el SMVyM, que lo volverá a ubicar en cifras de indigencia”.
Mientras que lo acordado ayer fue una suba escalonada del Salario Mínimo hasta llegar a los $118 mil, la agrupación denunció que “la canasta de pobreza de junio en CABA ascendió a $235 mil y, en el conurbano bonaerense, a $228.053”. En este contexto, sus representantes reclamaron “salario igual a la canasta familiar, trabajo genuino, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario y seguro al desocupado”.