Alberto Fernández ya tenía tomada la decisión de bajarse de las elecciones el jueves. Lo venía meditando hace unas semanas: las encuestas no le andaban bien, y no lograba repuntar. En el medio, la disparada del dólar blue y el desplome que el jueves atravesaron los bonos y las acciones argentinas terminaron de determinar su retirada. Traicionando su habitual estilo de gobierno, sin deslizar ningún off ni anunciar decisiones tomadas para después dar media vuelta, el presidente jugó callado y salió a anunciar su resolución con la cuestión ya cocinada.

El viernes por la madrugada, poco antes de la reunión del Consejo Nacional Justicialista, Fernández comenzó a llamar a su círculo más cercano a Olivos. Pasaron por allí Agustín Rossi, Aníbal Fernández, Vilma Ibarra, Juan Manuel Olmos, Santiago Cafiero y Victoria Tolosa Paz. El presidente le explicó a cada uno las razones detrás de su decisión. Fernández creía que su renuncia a la reelección podía acomodar un poco la interna del Frente de Todos y bajar un poco la presión de los mercados. Cristina Kirchner y Sergio Massa, las otras dos puntas del tridente del gobierno, se enteraron recién cuando el dato se volvió público.

Cuando terminó de avisarles a los que, para el propio Fernández, merecían aviso, el presidente se dispuso a planificar, junto a Gabriela Cerruti, el anuncio oficial. Todos los convocados a Olivos salieron de la quinta presidencial con la orden de no difundir, al menos no demasiado, la noticia. Los medios, y las demás partes del FdT, debían enterarse con la comunicación oficial.

El guión del video, que luego fue a Twitter, lo pensaron entre el presidente y su vocera. El equipo de comunicación oficial lo editó durante la madrugada bajo la supervisión de Fernández. El video debía salir antes de la apertura de los mercados, y así fue.

El presidente no quería, o al menos decía no querer, bajarse. Se imaginó, en algún momento, en una interna con su vicepresidenta, atrayendo los votos de quienes quisieran dejar a Kirchner atrás y adquiriendo nuevo brillo. No pudo. Ahora, Fernández busca darle estabilidad a su gobierno, cerrar un nuevo acuerdo con el FMI, y evitar que sea el kirchnerismo el que ponga el candidato a presidente. Por eso, les aseguró a sus colaboradores que busca jugar un papel fundamental en la campaña y el armado de listas para las elecciones.