Un reportaje del Washington Post llamó la atención sobre la utilización de la Inteligencia Artificial para la creación de imágenes pornográficas, que están teniendo alto impacto y consumo entre usuarios de redes como OnlyFans, Reddit, Instagram y Twitter.
El caso paradigmático analizado es el de Claudia, una joven de pelo largo, oscuro y físico muy trabajado, que es bastante popular vendiendo fotos de desnudos a cualquiera que le envíe un mensaje privado. Su usuario está lleno de interacciones y piropos. Sin embargo, Claudia no existe.
Su imagen fue creada gracias al rápido avance de los generadores de imágenes, como Midjourney y Stable Diffusion, que durante las últimas semanas acapararon la atención mundial por sus impresionantes falsificaciones de expresidentes y papas.
Tal como sucedió con estas imágenes, lo que llama la atención es que con estas herramientas cualquiera podría crear imágenes de personas falsas y, lo más preocupante, crear imágenes falsas de personas verdaderas.
Según consigna la nota, existen actualmente miles de cuentas registradas en foros de debate y salas de chat dedicadas a la creación y el perfeccionamiento de personas sintéticas, la mayoría de las cuales se parecen a niñas y mujeres. Este acelerado cambio está creando una nueva clientela, pero también ha generado preocupación en la multimillonaria industria del porno, en la que temen que socave la demanda de modelos y actores del mundo real.
Por otro lado, esta proliferación de imágenes falsas genera preocupaciones más profundas sobre la cosificación y la explotación de la mujer: qué pasa con la psicología de las personas que se acostumbran a interactuar sexualmente con inteligencias artificiales.
Un creador y espectador de IA porno que habló en anonimato confesó, por ejemplo, que ha estado utilizando herramientas de difusión estable para crear fotos fetichistas de mujeres adultas en pañales, y que los avances en la calidad de la imagen han hecho que su falsedad no importe.
“No creo que a la persona media que ve estas cosas le importe”, afirma. “No espero que la persona que veo en Internet sea la que dice ser. No voy a conocer a esa persona en la vida real… Al fin y al cabo, si no son reales, ¿a quién le importa?”.
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