Nicola Sturgeon renunció a su cargo como primera ministra de Escocia en una sorpresiva decisión que dejó a su gobierno y partido en una situación caótica. En una casi improvisada conferencia de prensa en Edimburgo, Sturgeon explicó que ya no tiene la energía suficiente para permanecer en un cargo tan demandante.

Ella afirmó que en su "cabeza y corazón" cree que este es el momento correcto para renunciar y construir una nueva carrera por fuera de la política. Sturgeon pasó ocho años como la primera ministra de Escocia, siendo la persona que más tiempo ocupó ese puesto y la primera mujer en hacerlo.

La naturaleza y la forma del debate político moderno generan que haya una mucha mayor intensidad -y, me atrevo a decirlo, brutalidad- a la vida como una política que en años anteriores.

"Una primera ministra nunca está fuera de su trabajo. Particularmente en este momento histórico, prácticamente no hay privacidad. Cosas normales que la mayoría de las personas dan por sentado, como tomarse un café con amigos o salir a caminar, se vuelven muy difíciles", relató.

Añadió: "La naturaleza y la forma del debate político moderno generan que haya una mucha mayor intensidad -y, me atrevo a decirlo, brutalidad- a la vida como una política que en años anteriores. Con todo eso, la política genera una pesada carga sobre una y los que la rodean".

Ahora, según contó la propia Sturgeon, el Partido Nacional de Escocia, al que pertenece, debe comenzar el proceso para elegir a un nuevo líder, que continuará como primer ministro hasta que se elija a un sucesor. Es la primera vez en casi 20 años que el partido enfrenta una elección de liderazgo: la última vez fue en el 2004, cuando Sturgeon ganó como vice de Alex Salmond.

Su renuncia, que muchos esperaban que sucediera más cerca de las elecciones del 2026, dispararon especulaciones sobre su sucesor y abrieron la posibilidad de que el Partido Laborista experimente un importante crecimiento en ese país del Reino Unido.