Documentos que se encontraron gracias a la investigación que hay sobre la secta de Villa Crespo, también conocida como Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA), dejaron el nombre de Carlos Pedro Blaquier, el dueño del ingenio Ledesma, aún más conectado a la secta en cuestión.
Además de seguir enfrentando el juicio por los delitos de lesa humanidad perpetrados durante "la noche del apagón", el nombre de Blaquier volvió a Comodoro Py por este nuevo caso, de trata de personas, asociación ilícita y lavado de dinero.
El relato de la investigación, que se desarrolló a partir de documentos de la secta y un diario íntimo, plantea que Blaquier visitaba regularmente a una joven, 54 años menor que él, en el edificio central de la secta, sobre Estado de Israel.
La víctima, a la que Blaquier iba a ver al menos dos veces por semanas y le entregaba regalos carísimos, tenía su propio departamento en el edificio de EYBA. La relación se prolongó, según explicaron desde la Justicia, por al menos diez años. Hay documentos en la causa que sugieren que Blaquier incluso compró algunas unidades en el edificio de la secta.
Blaquier figuraba en una carpeta titulada "Departamento Novios", donde la organización registraba a los clientes y a las víctimas prostituidas.
Entre las pruebas que conectan a Blaquier con el caso se encontraron fotos en portarretratos donde aparecen, juntos, la víctima y el empresario azucarero. Además, este último figuraba en una carpeta titulada "Departamento Novios", donde la organización registraba a los clientes y a las víctimas prostituidas.
Una testigo, que contó su experiencia en la secta a la investigación, contó que pudo conocer a Blaquier a través de la organización, y relató que la víctima lloraba antes de los encuentros con el dueño de Ledesma, porque "no quería estar con él".
“Es como que él la compró a ella, ella es de él y es de las chicas la que vive con más lujos, tiene autos, ropas caras”, relató.
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