Rashid Ali García, periodista que vivió en Dubai y trabajó en el Al Wasl al mismo tiempo que Diego Maradona dirigía ese equipo, contó cómo se desenvolvió el ídolo durante su estadía en Medio Oriente, y la rapidez con la que se adaptó a una cultura tan diferente.
El periodista, autor del libro "Gracias a Dios" que recopila anécdotas y datos del paso de Maradona por Dubai, aseguró que los Emiratos Árabes Unidos es el segundo país donde más tiempo vivió el ídolo argentino, después de Italia y dejando de lado a Argentina. "Maradona no se adaptó al mundo árabe, sino que el mundo árabe se tuvo que adaptar a Maradona", aseguró a Pasaron Cosas, por Radio Con Vos.
"En Emiratos estuve desde 2011 hasta 2018. A Maradona llegué después de una vida persiguiéndolo, como cualquier periodista. Cuando se dio lo del Al Wasl se dio la posibilidad de compartir un año completo día a día en el club", contó Rashid, quien trabajaba ahí de lo que hoy se llama Communty Manager, y organizando entrevistas y conferencias de prensa.
Maradona llegaba y se sentaba a comer en el piso y con las manos de la bandeja que todos compartían, no pedía nada en particular
Sobre los tiempos de adaptación del Diego en el mundo árabe, el periodista afirmó que gracias a "su forma tan especial de ser era recibido con niveles de estrella en todos lados", y que incluso era llamado "La leyenda". En este sentido, si bien había un contraste en la cultura, la religión y el idioma, los locales le perdonaban cosas solamente por ser Diego Armando Maradona.
"El árabe es más bien cerrado, y Diego se mostraba rodeado de mujeres, por ejemplo, abrazado y con una cruz cristiana muy grande que siempre llevaba en el pecho. Ese contraste cultural es un resumen perfecto de lo que significó el paso de Diego por ahí. Ellos cambiaron costumbres históricas por él", explicó Rashid.
En este sentido, dijo que no vio eso con ninguna otra estrella: "Eso tiene que ver con su forma de ser, de penetrar con muchísima facilidad en los grupos. Él llegaba y se sentaba a comer en el piso y con las manos de la bandeja que todos compartían, no pedía nada en particular. Le llevó pocos días ser uno más. Entraba a las mezquitas, y cuando lo querían acercar al Islam él marcaba la diferencia con su fe intacta, pero siempre con respeto".