El corto chileno Bestia, recientemente nominado al Oscar 2022 como mejor cortometraje de animación, trata sobre una ex agente de la policía secreta de Augusto Pinochet. La película aborda la maldad de ese período histórico, y, según señala su director, "invita a visitar esos lugares oscuros para avanzar con los ojos más abiertos".
El cineasta chileno Hugo Covarrubias dirigió la producción que retrata a Ingrid Felicitas Olderöck Bernhard, una ex agente de la DINA (Dirección Nacional de Inteligencia) con un alto cargo, quien fue una torturadora temible en un centro clandestino de detención de Santiago de Chile conocido como "La Venda Sexy", bautizada así porque el método de tortura preferido por aquellos agentes era el de las torturas sexuales.
Bestia narra el día a día de Ingrid Felicitas Olderöck Bernhard, una ex agente de la policía secreta de Augusto Pinochet, famosa por propiciar terribles torturas sexuales a los detenidos en su centro clandestino de detención.
La mujer, que jamás enfrentó a un juez por sus delitos hasta su muerte en 2001, fue acusada de entrenar a perros pastores alemanes para que violaran a los secuestrados, tanto mujeres como hombres, entre otros métodos de tortura. Por esto se ganó el sobrenombre de "La mujer de los perros", nombre con el que tituló su libro la escritora Nancy Guzmán, quien la entrevistó en 1996 y a quien Olderöck hizo una impactante confesión: "Yo soy nazi desde chica, desde que aprendí que el mejor período que vivió Alemania fue con los nazis en el poder".
El cortometraje es animado con la técnica del stop motion e ilustra la gris cotidianidad de este personaje, su rutina diaria y las fantasías sexuales con su perro Volodia, protagonista permanente de los sueños nocturnos que parecen simultáneamente apaciguarla y atormentarla. La fría relación con sus colegas y su adoración por las medallas, trofeos militares y cruces gamadas son expuestas también a lo largo de los 15 minutos y 54 segundos del film.
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El director definió a Bestia como "un thriller psicológico sobre una mente siniestra". A Covarrubias le interesó poner la cámara desde el punto de vista de la mujer, como alguien que va a su trabajo y luego vuelve a encontrarse con la soledad de su hogar. Un personaje que se muestra como una burócrata que cumple órdenes.
El cineasta enfatizó que no se trata de una biografía de la torturadora, sino "una intromisión en su vida oculta, sus miedos y frustraciones, que finalmente son la radiografía de este país fracturado". El corto, segundo chileno que llega a los premios Óscar, se alinea con una tendencia de la filmografía chilena posdictadura que busca recuperar la memoria en el país trasandino.