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Opinión

Sietecase, frente a los pedidos de renuncias y de censura por Theodora: "¡Son un disparate, un delirio!"

Mercedes Morán

Mucho revuelo ha causado la versión de la ópera Theodora de Haendel que se presentó en el Teatro Colón, en la que se incluyeron líneas de la teóloga feminista argentina Marcella Althaus-Reid interpretadas por Mercedes Morán.

Primero fue la Corporación de Abogados Católicos que, indignados por la obra, denunciaron un "mal desempeño de sus funciones" del ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, y pidieron su renuncia. Y ayer se sumó la mismísima Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica que a través de un comunicado, reclamó a las autoridades que "velen por la sana convivencia democrática" y manifestó su "tristeza y dolor" por la obra.

A juicio de las cúpulas eclesiásticas, en la obra "se bastardearon y blasfemaron la fe y la religiosidad con palabras que no se pueden aceptar referidas a la Virgen María".

Por ello, a Reynaldo Sietecase le pareció pertinente manifestar su posición sobre lo que ha desatado Theodora. "Yo estuve en la obra y no vi ningún abucheo. Se fue generando una movida fuerte de sectores religiosos. Hubo un documento de la Confederación Episcopal que desencadenó muchos mensajes de cuestionamiento a Mercedes Morán ¡Pero ella no es la Althaus-Reid, es una actriz haciendo su papel!", expresó.

Y agregó: "En arte se puede hacer cualquier cosa. Por último si no te gusta, no lo ves. A Verónica Castañares no le gustó el Juego del Calamar, le pareció muy violenta. Y no la ve. Punto. No está pidiendo que no pasen la serie".

En arte se puede hacer cualquier cosa. Por último si no te gusta, no lo ves. A Verónica Castañares no le gustó el Juego del Calamar, le pareció muy violenta. Y no la ve. Punto. No está pidiendo que no pasen la serie".

"Pedir que renuncie el ministro de cultura de la Ciudad de Buenos Aires es un disparate. En una sociedad democrática puedes ver lo que quieras y dejar de ver lo que no quieras. Puedes hacer crítica, explicar tu punto, pero no censurar ni andar pidiendo renuncias por lo que no te gusta ¡Es un delirio!", cerró Sietecase.