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Política

Alejandro Díaz, "Mr. Lobby": “Si la Argentina pretende que EE.UU. le done vacunas, deberá acordar con los laboratorios americanos”

Por Jairo Straccia

La tarjeta oficial dirá que es el CEO de la Cámara de Comercio Argentino Estadounidense, la Amcham, que nuclea a las mayores corporaciones yankis en el país. Pero hay otra forma menos institucional de presentar a Alejandro Díaz, un ex gerente de grandes compañías como Pepsico: es el señor lobby del capital estadounidense en el país desde hace 14 años.

En una entrevista exclusiva con Diario Con Vos, revela que sin un cambio en la legislación la Argentina no podrá recibir donaciones de ninguna vacuna estadounidense y admite que con las grandes farmacéuticas y la propiedad intelectual Estados Unidos “penetra” en los países tal como Rusia y China lo hacen con las compañías estatales. Además, subraya que el gobierno de Alberto Fernández no tiene un plan económico pero niega que exista un “éxodo” masivo de empresas. También anticipa una pelea del futuro que es del presente: quieren ver qué hará el Estado con la tecnología 5G.

–¿Se puede decir que tu trabajo es formalmente hacer lobby?

–Definitivamente. 

–¿Asumís que en la Argentina el término tiene un sentido negativo?

–Cuando vos no formalizás una interacción entre el sector público y el sector privado…  Hoy hay una registración de esas interacciones: la norma obliga al sector público a dar publicidad de las reuniones que realiza con el sector privado o con un organismo no estatal. Es una obligación establecida por la norma. Cuando ese escenario no tiene pautas o no se establece un proceso de registración donde los lobbistas tengan que visibilizarse como tales se genera un escenario difuso que conspira con la estrategia transparente de plantear la gestión de intereses. Somos proclives a que haya un marco que homogenice esas relaciones para que las relaciones sean profesionales y honestas.

No hay un plan económico sustentable a mediano plazo.

–¿Vos representás los intereses de todo el capital estadounidense en la Argentina? 

–Te lo puedo decir con certeza. En la cámara agrupamos al 99% de las empresas americanas radicadas en el país.

–¿Qué les interesa de la Argentina?

–El capital americano es el primer inversor extranjero directo en la Argentina. Lo fue durante 100 años -excepto un periodo puntual desde 1994 hasta 2014 donde los intereses de las empresas americanas perdieron ese lugar-. Eso permite establecer que hay un interés de participar activamente en la Argentina. La Argentina es la segunda economía de Sudamérica. Hay atributos característicos como el capital humano o el talento que nos permiten confiar en la radicación de empresas en el país, con una estructura industrial diversificada. La Argentina es uno de los mayores fabricantes de alimentos del mundo, por lo que es un lugar fuertemente tentador para radicar inversiones. Ha demostrado claramente tener oportunidades en sectores como la energía no convencional, la industria del litio, las energías renovables y los servicios exportables. Eso hace que la Argentina tenga un papel atractivo para las inversiones en el país. 

–Ah, entonces somos Disney...

–Ahora, los desafíos que encuentran las empresas nuestras a veces se plantean en limitaciones para acceder al mercado único de cambios, para distribuir dividendos libremente y en el concepto de comercio administrado que posibilita la capacidad para articular portafolios que tengan el foco en el consumidor y no solo porque me lo determina la norma, como los Precios Máximos u otras políticas de control de precios. Además, no hay probablemente un plan económico sustentable a mediano plazo.

Should I stay or should I go

–Tienen 100 años en la Argentina: han sido 100 años de constante inestabilidad y crisis cíclicas. No hay novedades en esas limitaciones. En todo caso, ¿para qué se quedan o cómo lo ven hacia delante?

Los números muestran un claro interés en el pasado. Hacia el futuro, nos estamos encontrando con un mundo muy cambiante después de la pandemia, donde todas las multinacionales están revisando sus portafolios de inversión, y por ende resolviendo en qué lugares del mundo van a establecer la continuidad  de sus inversiones. Los modelos de negocios presenciales están siendo revisados hacia modelos virtuales, donde la localización de la producción se va a seguir concentrando en lugares donde existan incentivos y planes para poder radicar inversiones. Una cosa es la producción y otra es el mercado. Podés producir exageradamente en un solo lugar en el mundo y tener 150 mercados para vender, y ahí influirán las limitaciones para poder importar u ofrecer tu producto en el país que es atractivo.

La Argentina tiene que competir y tiene que dar señales de que, de alguna manera, entiende las reglas internacionales de inversión.

–¿Hay empresas revisando si siguen en la Argentina?

–En ese escenario donde hay una fuerte competencia global, donde las empresas revisan sus estrategias de inversión en el mundo, la Argentina tiene que competir y tiene que dar señales de que, de alguna manera, entiende las reglas internacionales de inversión. Eso va a ser determinante para el nivel de inversión extranjera directa que va a tener la Argentina en los próximos diez años y es el gran desafío que se plantea.

–En los últimos tres años, los salarios en dólares se super licuaron, o sea que a una empresa le sale mucho más barato tener un empleado.

Esos son los aspectos positivos. Si tengo que extraer petróleo o gas no convencional porque quiero mejorar mi situación de energías renovables tengo que venir a la Argentina; si tengo que prestar servicios, puedo venir a la Argentina o no, porque puedo contratar argentinos sin estar físicamente en la Argentina. 

Si tengo que extraer petróleo o gas no convencional tengo que venir a la Argentina; si tengo que prestar servicios, puedo contratar a argentinos sin estar físicamente en el país.

–Pero...

–En términos más generales, la Argentina tiene particularidades que el mundo no tiene, como una inflación de doble dígito durante una década, no crecimiento sostenido por más de diez años, hay limitaciones para el acceso al mercado de cambios, tiene un sistema restrictivo para la importación de insumos, tiene la imposibilidad de poder distribuir dividendos rápidamente. ¿Qué inversión nueva puede venir a la Argentina sin disponer de divisas rápidamente ni poder repatriar sus inversiones a través de los dividendos de una organización? Una inflación que no hay en el resto del mundo y unas políticas intervencionistas que no existen en muchos lugares del mundo son factores negativos pero, si una empresa tiene la necesidad de radicación en la Argentina, son menores. Ahora, si tiene que resolver la relocación de plantas productivas, en un mundo que va a la centralización de los centros de producción en general, va a ser más difícil que esas oportunidades de negocios sean capturadas en el país.

–El Gobierno elabora leyes específicas para salvar esos problemas, como en el caso de los hidrocarburos, dando libre disponibilidad de dólares para los inversores, por ejemplo. ¿Cómo lo ves?

–Esas decisiones específicas son absolutamente cortoplacistas… Cuando vos no respetás la existencia del capital, dando tratamiento diferencial al nuevo activo que se localiza, se genera la incertidumbre de qué me va a pasar a mí en cinco años. Si vos al 100% de los inversores que han confiado en el país los últimos 50 años les restringís el acceso a un mercado de cambios, el que está ve un un tratamiento claramente inequitativo, y el que entra dirá: ´en 5 años ¿no seré yo el que no pueda entrar al mercado de cambios o al que se le impedirá la cancelación de pasivos? ¿No me tocará a mí? En energía, cuando uno invierte es para los próximos 20 años. ¿Qué me indica que en los próximos años no va a haber otra política restrictiva que me impida maximizar mi potencial? Las reglas tienen que ser absolutamente abiertas para todos los actores. El mundo pocas veces hace esa discrecionalidad entre el nuevo capital y el viejo capital. El nuevo capital de hoy puede ser el viejo capital de mañana.  

–¿Tal vez son medidas transitorias mientras se resuelven problemas de fondo?

–Tenemos las vulnerabilidades macroeconómicas, que se han sostenido en los últimos 12 años y producen las distorsiones que estamos viendo. Y por otro lado, no se conoce un plan económico sustentable de mediano plazo, por lo que tampoco está claro cómo vas a salir. El “siga siga” es una política de corto plazo para los que ya están en esta economía, no para los que quieran entrar. 

Alejandro Díaz fue gerente de Pepsico y dirige Amcham hace 14 años.

Éxodo fue el jujeño

–En ese contexto, ¿hay éxodo de empresas o es humo?

–Puede haber bajas de socios por múltiples razones. Cuando miro las razones de pérdidas de membresía, no veo una salida masiva de capitales americanos fuera del país ni mucho menos. Son casos absolutamente aislados. Situaciones donde a veces se levanta la línea de producción y se mantiene el mercado. Y yo resalto esa diferencia. El mercado lo podés tener por importaciones o por la subcontratación. 

No veo una salida masiva de capitales americanos fuera del país ni mucho menos. Son casos absolutamente aislados.

–Pero es muy diferente para el país que haya una planta de pintura con 200 empleos a que se cierre y la compañía siga abasteciendo desde Brasil. 

–Ese ejemplo es Axalta, que se fue, y está operando desde Brasil y exportando a la Argentina. Ahí tenés efecto de empleabilidad, ahí tenés impacto. Un ejemplo paradigmático en el sentido opuesto: Walmart se fue de la Argentina y vendió su operación a un grupo nacional y no hubo impacto en el empleo. Probablemente la estrategia del grupo nacional sea mayor a la que tenía Walmart en la Argentina. Walmart salió de Reino Unido y de Japón, no fue exclusivamente de la Argentina, fue una decisión global. También puede haber un reemplazo de tu presencia directa por subcontratación de fabricantes por cuenta y orden. No me da la sensación de una salida masiva de empresas.

–Dijiste dos veces que el gobierno de Alberto Fernández no tiene plan a mediano plazo. Sin embargo, se ve que hay mucho contacto con ustedes.

–Tenemos un diálogo permanente y abierto con las autoridades de todos los niveles. No hay un problema con la accesibilidad para plantear nuestros puntos. La dificultad no pasa por ahí. Soy un agradecido en Amcham porque los distintos funcionarios nos dan espacio para que nosotros planteemos los interrogantes. En general somos escuchados, al menos somos leídos. La segunda pregunta es si nuestros planteos están alineados con el modelo de país o modelo geopolítico que la Argentina pretende o que la administración actual de la Argentina pretende. Los intereses americanos se adecuan al mercado, lo que pasa es que si el mercado se aleja de la visión de mediano plazo, es difícil articular recomendaciones de inversiones futuras. El problema pasa por ahí. Recibir señales claras de cuál es el horizonte económico, de manera que la política comercial en materia de inversión pueda definir el escenario. No estamos pidiendo certezas, el mundo no pretende certezas. Pretende mensajes claros para acuerdos con consenso de las partes

What about Cristina?

–¿Qué pasa en una casa matriz en Estados Unidos con las diferencias entre el presidente y el rumbo que a veces marca la vicepresidenta Cristina Fernández?

Las empresas que operan en la Argentina conocen la composición de la alianza de gobierno y entienden las particularidades de esta administración. Por tratarse de una alianza, pueden encontrar relatos de la política que sean muy diferentes a los de otro actor importante de esa alianza. Lo entienden y no se minimiza el rol de liderazgo que tiene la vicepresidenta. En la Argentina, como en cualquier país del mundo, el vice tiene un rol activo. Más aún en la Argentina, donde la vice eligió su presidente, lo que no es muy normal en el mundo. Hoy nosotros no lo medimos en función de un funcionario o una vicepresidenta: vemos las decisiones de gobierno que toma un país. Nosotros estudiamos los marcos regulatorios y las decisiones de políticas públicas.

–¿Creen que hoy el gobierno privilegia el capital ruso y chino por sobre el estadounidense?

Hay más interrogantes que definiciones. Falta dar una importante definición de la tecnología 5G. Estados Unidos tiene una opinión fundada con respecto a eso y en Europa se están alineando en la necesidad de acotar, por temas de seguridad nacional, la 5G (N. de la R.: se refiere al avance de la compañía china Huawei). Van a estar muy atentos a esa suerte de decisiones políticas que el Estado nacional tenga al respecto, limitando parámetros para la contratación. Se está mirando qué definiciones está tomando Arsat para la definición de la tecnología 5G que adquiere, porque es un organismo público y puede definir políticas públicas. Hay situaciones donde Estados Unidos y esta administración acompañan esa visión de contrabalancear la penetración, por temas de seguridad nacional, de países aún no competitivos como son Rusia y China. Hay un permanente seguimiento. 

–Una vez dijiste que Estados Unidos tiene un capitalismo de patentes. Y un emblema de ese capitalismo es la expansión de las grandes farmacéuticas. 

–El tema propiedad intelectual es un tema referencial de Estados Unidos. Estados Unidos preserva vía la propiedad intelectual uno de los códigos importantes de cómo penetra a un país a través de sus empresas. China o Rusia penetran a través del estado, transformado en empresas que lo representan. Estados Unidos es distinto: el país establece en una relación bilateral las condiciones para que las empresas americanas se radiquen en un país. 

Obsesión Pfizer

–¿Cómo juegan en ese marco las vacunas?

–Las vacunas se transformaron en un elemento geopolítico dada la escasez y la necesidad que tiene el mundo de acelerar su proceso vacunatorio. Como puede ser utilizado como un elemento geopolítico, Estados Unidos, una vez que vio que había avanzado fuertemente en su proceso vacunatorio, permitiendo la recuperación del entramado social y económico del país, ahora está utilizando ese elemento a través de fuertes donaciones. Se está hablando de 500 millones de dosis para que los países más vulnerables puedan acceder a la vacuna porque no es un problema de Estados Unidos si no del mundo. 

–¿Cómo se ve desde el lobby estadounidense el episodio Pfizer?

–Primero impacta porque Estados Unidos está resolviendo que las vacunas que va a donar van a ser las vacunas americanas. Si el país pretende que Estados Unidos le done vacunas, va a tener que llegar a un acuerdo con los laboratorios americanos. Si no, no va a tener esa ventaja o beneficio de recibir un volumen importante de vacunas que van a ser donadas en los próximos meses. La Argentina tiene que resolver si soluciona su problema de vacunas a partir de encontrar distintos vehículos de recepción de vacunas que le permita amplificar el caudal para su gente.

–¿La Argentina se aleja del capital americano por no cerrar con Pfizer?

–No. Pfizer pone sus condiciones y es una problemática de Pfizer con el gobierno argentino, igual que Moderna y Jansen que están recorriendo su camino. No se visualiza como una cuestión que afecta al 100% de las empresas americanas, pero el sector americano no entiende las razones por las cuales el gobierno argentino no cierra con Pfizer, algo que solo depende de modificar una ley existente.

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