Mientras el derecho a la vivienda tambalea por la derogación de la Ley de Alquileres, mediante un DNU que está judicializado, el mercado inmobiliario está registrando una reactivación con un auspicioso cierre de 2023, que terminó con cuatro años consecutivos de caída en los valores.

El mes de octubre representó el punto de inflexión en que los precios tocaron fondo y aumentaron paulatinamente las operaciones de compra-venta.

En Recoleta, por ejemplo, el valor del metro cuadrado tocó un piso de USD$1.775, subió un poco y entre diciembre y enero está mostrando señales de estabilización en USD$1.825.

La segunda semana de enero registró 111 mil propiedades ofertadas, lo que representa casi un 30% menos que en 2022, cuando esa cifra alcanzó las 160 mil.

En noviembre, el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires registró un alza del 20% de las transacciones respecto del año anterior, con 4.068 registros, y está a la espera de que ese dato se ratifique en diciembre y pueda extenderse hacia este mes.  

La expectativa en el sector es que el gobierno logre estabilizar la macroeconomía para posibilitar la aparición de créditos hipotecarios, lo que generaría una rueda virtuosa de actividad económica.

Según Juan Bautista Arnaude, director fundador de Arnaude Brokers, “si esta situación se estabiliza con medidas que generen confianza, es probable que los precios suban y que a largo plazo los valores se encuentren bastante más altos que los precios actuales. Incluso según las medidas que dictamine el nuevo gobierno, es esperable que el año próximo suban los precios en unidades nuevas/a estrenar como también los inmuebles usados”.