En medio de las fuertes alzas del dólar que el país atraviesa en este preciso momento, al interior del Banco Central comenzó a considerarse la opción de subir la tasa de interés del plazo fijo, frente a la posibilidad de que la inflación de septiembre supere las expectativas. La decisión, que no está confirmada, se tomará después de que se conozca el IPC del mes pasado este jueves.
Desde agosto, la tasa de interés de un plazo fijo está en 118% nominal anual, lo cual si el depósito se renovara cada 30 días arrojaría un 209%. Como contrapartida, la inflación que proyectó el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central es del 169% anual para finales de este año y del 197,5% para el 2024.
En tanto, con un depósito a 30 días un ahorrista conseguiría, este mes, un interés del 9,8% y, aunque el REM adelanta un 9,1% de inflación para octubre, si el dato de septiembre es más alto de lo esperado podría suponer un arrastre mayor.
En este contexto, al conocerse el número de la inflación en la tarde de este jueves, el BCRA decidirá si ajusta la tasa de interés del plazo fijo en pesos o si ésta quedará como ahora, en negativo. Al interior de la entidad hay posiciones encontradas. Mientras algunos integrantes creen que el ajuste de la tasa es necesario para que los depósitos no pierdan rendimiento, otros creen que no es una solución.
Según los directivos del Banco Central que se oponen a una eventual suba de la tasa de interés, una medida semejante en medio de un escenario cambiario tan inestable podría resultar contraproducente. “Esto ya no se para con tasa de interés”, sostuvo uno de ellos en diálogo con Infobae.
Mientras tanto, declaraciones como las de Javier Milei sobre el ahorro en pesos continúan sembrando incertidumbre. “El peso es la moneda que emite el político argentino y, por ende, no puede valer ni excremento, porque esa basura no sirve ni para abono”, soltó el candidato de La Libertad Avanza por Radio Mitre al recomendar el ahorro en dólares.
En respuesta, el Banco Central emitió un comunicado: “El sistema financiero argentino presenta una sólida situación de solvencia, capitalización, liquidez y previsionamiento. La política monetaria desarrollada por el Banco Central procura mantener el poder adquisitivo de los ahorros a través de la remuneración de los plazos fijos, cuya tasa se define mensualmente, o con los plazos fijos actualizados por la inflación más una remuneración de 1%”.
