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Mundo

El llamado urgente de Verónika Mendoza, la líder popular que exige una constituyente para el Perú

Verónika Mendoza

Verónika Mendoza estuvo un par de semanas en Europa celebrando reuniones políticas y relatando la dramática situación que se vive en Perú desde que Dina Boluarte tomó el poder. Al regresar, se encontró con que su figura había recobrado protagonismo en los medios, pero no en los términos que ella hubiese preferido. “Traidora a la patria”, “terrorista”, “subersiva” fueron algunos de los adjetivos con que sus opositores intentaron desacreditarla y asociarla al fantasma de Sendero Luminoso.

“¿Cuántos muertos más quieren?”, preguntó Boluarte a todos quienes, a pesar de las 49 víctimas de la represión estatal, siguen reclamando para el Perú lo que le corresponde por derecho propio: democracia y soberanía. Estableció una línea divisoria entonces: de un lado el pueblo excluido de la representación y del otro, un gobierno no electo que intenta copar todos los espacios.

La antropóloga cusqueña decidió, entonces, no apartarse de la mayoría que impulsa los cambios. A pesar de ser tratada como una enemiga pública del régimen, la líder de Nuevo Perú no ceja en convocar a las calles y redoblarle la apuesta de quienes quisieran cerrar el futuro de ese país.

-¿Este miércoles se producirá una nueva movilización hacia Lima, no?


-Así es. Para este 19 de julio diversas organizaciones sociales, políticas, sindicales y colectivos ciudadanos han convocado a una movilización nacional, retomando un poco el hilo de lo que se hizo entre diciembre y febrero, en torno a una agenda que incluye la demanda de justicia para las víctimas de la represión de las fuerzas armadas y policiales; la renuncia de Dina Boluarte; el adelanto de elecciones; la salida del Congreso y que se convoque a un referendo que consulte al pueblo peruano si quiere una nueva constitución.
De estas demandas, las tres primeras son las más consensuales, que son absolutamente mayoritarias. Esperamos que esta movilización pueda suponer al menos un freno a esta coalición autoritaria y mafiosa que hoy tenemos en el poder que no ha dejado en el copamiento de las instituciones y que pretende enquistarse en el poder lo más que pueda.

El pueblo peruano demanda justicia para las víctimas de la represión de las fuerzas armadas y policiales; la renuncia de Dina Boluarte; el adelanto de elecciones; la salida del Congreso y que se convoque a un referendo que consulte al pueblo peruano si quiere una nueva constitución


-¿Se puede avanzar en la búsqueda de justicia sin cambiar de régimen? Supongo que ambas luchas van de la mano...


-Efectivamente, en estos momentos no hay ninguna garantía de encontrar justicia. La justicia está completamente sesgada. Hay pruebas documentadas por organismos internacionales y por la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos que dan cuenta de cómo las investigaciones por estos 49 asesinatos se han ido boicoteando y bloqueando. Las investigaciones que se iniciaron con mucha dificultad en Ayacucho, Puno y Apurima, fueron centralizadas a una sola fiscalía de Lima, lo cual ralentizó el proceso e hizo muy difícil la incidencia de los familiares de las víctimas porque esto les supone ir hasta Lima, donde hay una enorme presión política para que esto no avance. No olvidemos que la señora Dina Boluarte dijo que la actuación de la policía había sido “inmaculada”. Esa fue la palabra que usó textualmente después de las masacres. Recordemos además que quien fue responsable político durante la masacre de Ayacucho, el señor Otárola que estaba en el ministerio de Defensa, fue premiado y ascendido a presidente del Consejo de Ministros y participó en la última cumbre de estados sudamericanos.

Este sistema de justicia está criminalizando y persiguiendo a ciudadanos por haber ejercido su derecho a la protesta o por haber realizado una colecta para permitir el traslado de personas a Lima. Me temo que solamente se logrará encontrar un adecuado curso judicial cuando hayamos abierto una senda democrática a este proceso y eso aún no está a la vista. Por eso hay que seguir presionando: para abrir el camino a la justicia y la democracia.


-La figura de la traición a la patria parece reaparecer en América Latina ¿Cómo viven los peruanos con esta opresión?


-Ciertamente es así. El gobierno y esta coalición autoritaria y mafiosa han optado por una estrategia y narrativa contrasubversiva. Inicialmente se tildaba a los manifestantes de vándalos, de delincuentes, pero progresivamente se fue construyendo la narrativa contrasubversiva y se empezó a calificar a los manifestantes de terroristas. Se comenzó con la investigación de varios dirigentes y acosa a movimientos políticos y sociales. Nuestra propia organización política, Nuevo Perú, de hecho, fue víctima de un allanamiento en diciembre en nuestro local central. La señora Boluarte y el señor Otárola nos han tratado como “traidores a la Patria” por denunciar en espacios internacionales lo que está pasando aquí en el Perú.
Quiero señalar que esta estrategia de “terruqueo” no es algo novedoso, aunque ha recrudecido mucho en los últimos meses. Es algo que apunta no solo a deslegitimar, sino a deshumanizar a quien alza la voz y a justificar no solo la represión, sino también el aniquilamiento político y físico. Porque quien es “terrorista” merece la muerte. Además, en los últimos días, el gobierno ha desplegado operativos de control policial en la entrada de la ciudad de Lima para verificar quién podría protestar y revisarlo. Esto es un acto de amedrentamiento que es inconstitucional porque atenta contra el derecho al libre tránsito, para asustar a la ciudadanía y anular el derecho a la protesta. Además, mucha gente, de manera muy legítima, luego de 49 muertos en las primeras movilizaciones, tiene miedo. Es innegable.

La campaña del gobierno apunta no solo a deslegitimar, sino a deshumanizar a quien alza la voz y a justificar la represión. Finalmente, conduce al aniquilamiento político y físico, porque quien es “terrorista” merece la muerte.


-¿Qué popularidad tienen quienes los acusan?


-El repudio contra el Gobierno y el Congreso es absolutamente mayoritario. No lo digo yo, lo confirman encuestas de distinto tipo. El 80% de los peruanos repudian a Dina Boluarte y esperan su salida. El 90% repudia al Congreso y quiere su disolución. El 80% está de acuerdo con el adelanto de elecciones y el 70% demanda una nueva constitución. La actual coalición no se sostiene en ningún tipo de legitimidad popular de ningún sector, se sostiene en la fuerza de las balas. Pero esto no es algo nuevo: en estos 20 años de democracia se solía "terruquear" a quienes fueran críticos al modelo. Pienso en campesinos que defienden sus fuentes de agua y bosques. En el período post dictadura de Fujimori se cuentan aproximadamente 166 muertos por represión policial. Muertos por los cuales no hay justicia ni investigación seria.


A esta coalición no le importa el repudio del pueblo. Cuanto más aumenta el rechazo de la ciudadanía, más se atrincheran en la captura de las instituciones para no tener que preguntarle al pueblo si quiere que ellos sigan a la cabeza. Por eso, luego de haber capturado el tribunal constitucional y la defensoría del pueblo, hoy están buscando capturar los organismos del sistema electoral y de justicia, para que no haya elecciones o, si las hay, las tengan completamente capturadas.


-¿Y cómo percibes la imagen internacional de este régimen?


-Creo que el gobierno se ha aislado completamente. La condena por las violaciones a los derechos humanos ha sido unánime, con mayores y menores énfasis. Sin embargo, creo que es insuficiente. A estas alturas no solo estamos ante un gobierno que reprime, sino que impide la justicia y busca atrincherarse por mucho tiempo. Su principal soporte son las fuerzas armadas, el poder mediático y el poder económico que ha avalado con su silencio una crisis y represión brutales. Porque ahora no ha habido ninguna amenaza de huida de inversiones ni el dólar se ha disparado, como ocurrió antes de que asumiera el presidente Castillo. Los principales gremios del gran empresariado nacional se han pronunciado pidiendo una actuación preventiva de parte del gobierno para evitar la violencia, lo que en la práctica es darle un aval para que reprima y criminalice.


-¿Qué responsabilidad crees que le cabe a Pedro Castillo en todo esto?


-Nosotros apoyamos decididamente la candidatura de Pedro Castillo en la segunda vuelta porque era indispensable impedir que el fujimorismo llegara al poder y porque generó una genuina expectativa de cambio en el pueblo peruano, sobre todo en las mayorías excluidas. Apoyamos su gestión durante los primeros seis meses con un programa de cambios que elaboramos de manera conjunta, que intentamos implementar y que, lamentablemente, él abandonó en una lógica de buscar una conciliación con los sectores que lo criticaban, lo que fue su principal error. Todo esto lo remató con la absurda decisión- ilegal e inconstitucional- de perpetrar un golpe que le resultó fallido y que fue el pretexto perfecto para que la ultra derecha consumara su propio golpe, lento y progresivo, que ellos venían sembrando desde la segunda vuelta cuando acusaron fraude sin ninguna prueba, solo para debilitar a su gobierno. Luego, continuaron con una serie de pedidos de vacancia, no como respuesta a su gestión, sino que desde el primer día. Entonces hay múltiples responsabilidades.

(Castillo tomó) la absurda decisión- ilegal e inconstitucional- de perpetrar un golpe que le resultó fallido y que fue el pretexto perfecto para que la ultra derecha consumara su propio golpe.

Pero también hay que entender que esta es una crisis de larga data, que no empezó en 2021, ni en 22. Estamos viviendo el resultado de 500 años de colonialismo que se expresan en que las víctimas siguen siendo quechuas, aymaras. Y por otro lado, están en crisis los últimos 30 años de neoliberalismo depredador que tiene al pueblo harto de tanta mercantilización y de la precarización de la vida. Para ilustrar lo que digo recuerda que el Perú fue el país con la más alta tasa de mortalidad por Covid 19 en el mundo ¡en el mundo! ¡Porque no tenemos un sistema de salud decente, a pesar del crecimiento económico! Somos el cuarto país en desigualdad del mundo, a pesar de que somos un país rico. El Perú lo tiene todo: petróleo, minerales, biodiversidad… todo. Esto no ha beneficiado a las mayorías y por eso la gente ya no da más. No cree más en esta institucionalidad.

-¿Crees que a nivel popular está suficientemente instalada la constituyente?


-Sin lugar a dudas. Dan cuenta de ello los sondeos que dicen que el 70% demanda una nueva constitución. Esto es un cambio importante respecto de los últimos años, en que éramos 40 0 45%. Ahora somos una absoluta mayoría y es lógico, porque el pueblo sabe que sacar a Dina Boluarte no es solucionar la crisis porque en los últimos seis años hemos tenido seis presidentes. Los peruanos sabemos que cambiar a las figuras no nos resuelve el problema de fondo porque hemos tenido cambios hasta el hartazgo. Esto solo ha agravado la crisis. De allí la claridad y la conciencia que tiene el pueblo de que se necesita, además, cambios de reglas de juego, cambios estructurales profundos y que esos cambios tiene que hacerlos el pueblo. Porque ojo: hay quienes en Perú se oponen a un cambio de constitución, pero no dicen nada cuando la ultraderecha modifica la constitución de manera permanente- han hecho cerca de 50 modificaciones en este último período- para romper el equilibrio de poderes y atrincherarse en el poder. Entonces la pregunta es si el pueblo soberano modifica la constitución o dejamos que este congreso mafioso lo haga a su antojo.

-¿Y cómo miran lo que ha pasado en Chile desde que se embarcó en esa senda?

-Hemos seguido con mucha atención el proceso constituyente y creo que las élites peruanas también. Es importante sacar lecciones de ese proceso y hablar en el Perú no solo de la ruta formal y legal que nos tocará seguir. Hoy demandamos que se convoque a un referéndum y seguidamente se discuta cómo elegir a una asamblea constituyente. Ese es el procedimiento formal y legal, pero lo más importante es cuánto la ciudadanía, los distintos sectores del país se involucran en este proceso y lo hacen suyo. Vuelcan sus temores, expectativas y sueños para encontrarnos en un gran diálogo nacional para ir construyendo desde ya la nueva constitución. En ese sentido, creo que el proceso constituyente en Perú ya empezó porque el pueblo ya está discutiendo qué es lo que hay que cambiar y cuáles son las nuevas reglas del juego. Al mismo tiempo, tenemos a un amplio sector de la ciudadanía que solía estar invisibilizado, ninguneado, al que se le dijo que debía caminar con la cabeza gacha y hablar a media voz y que hoy está siendo protagonista de la movilización. Hablo de los sectores campesinos, indígenas, estudiantes univesitarios, pequeños productores y muchos otros sectores que hoy demandan representatividad política.

El proceso constituyente en Perú ya empezó porque el pueblo ya está discutiendo qué es lo que hay que cambiar y cuáles son las nuevas reglas del juego.

-¿Y en los sectores urbanos y las clases medias?

-La demanda de nuevas reglas es transversal. Ciertamente es mayor en los sectores rurales y fuera de Lima. El gran problema es que este diálogo ha sido boicoteado por quienes desde el poder político niegan la posibilidad siquiera de discutir esta demanda y la intentan criminalizar. Pedir una nueva constitución fue argumento para que algunos fiscales solicitaran prisión preventiva para algunos líderes sociales en las primeras movilizaciones. Y hace unos días tuvimos a personal de la DIRCOTE (Dirección contra el Terrorismo) diciendo que el pedido de una asamblea constituyente es una demanda de Sendero Luminoso, una organización terrorista que ya no existe. Y que ellos están empecinados en revivir para asustar a la gente y criminalizar esta demanda. Esta campaña tiene efectos: preocupa, asusta e inmoviliza a sectores que apoyan.

-Para los lectores extranjeros y más jóvenes, creo que es importante que expliques qué significa Sendero Luminoso en el imaginario peruano y, ya que te lo quieren echar encima, qué significa para ti...

-Cuando hablamos del conflicto entre Sendero Luminoso y el Estado peruano, nos referimos a la época más dolorosa y dramática de nuestra historia reciente, que significó según documentó la Comisión de Verdad y Reconciliación, la pérdida de cerca de 70 mil peruanas y peruanos de las maneras más atroces y dolorosas. Es un conflicto que nos ha dejado muchas heridas y casos que no han encontrado justicia. Tenemos cerca de 15 mil desaparecidos y desaparecidas. Es una herida muy dolorosa que todavía está abierta y que hoy desde este régimen autoritario y mafioso se busca revivir, para debilitarnos y dividirnos. Hay que decirlo sin medias tintas: Sendero Luminoso fue derrotado política y militarmente. Hoy el poder intenta vincular al narcoterrorismo con esta organización para justificar sus acciones militares. Y hay que señalar el sesgo colonialista y racista en esta estrategia de terruqueo, porque se descalifica de esta manera a los campesinos, indígenas, quechuas como si hubiesen sido los victimarios de este conflicto. Y la CDR documentó que el 75% de las víctimas eran indígenas. Entonces vemos cómo el racismo y la discriminación siguen cruzándonos como país.

-En la última década, la situación de Venezuela acaparó muchas agendas del continente, mientras que Perú, por otro lado, era colocado como una fuerte contraparte ¿Crees que se habla poco de lo que está pasando allá ahora?

-Creo que durante mucho tiempo el Perú fue la niña de los ojos del neoliberalismo porque nos iba bien en términos de crecimiento económico y había cierta estabilidad política. Como lo fue Chile en alguna época, un modelo a seguir para las élites noeliberales del continente. Entonces creo que les cuesta reconocer que eso era una falacia y que estaban incubando un hondo malestar social. Perú también fue ubicado como un bastión, con la instalación del Grupo de Lima cuya agenda principal era Venezuela, para distraer sobre lo que pasaba en otros países de la región.

Entonces creo que se habla insuficientemente de lo que pasa en Perú. Aunque no seamos un caso aislado: no somos el primer país donde se inicie este golpe con una narrativa de fraude en las elecciones, es cuestión de mirar lo que está pasando en Guatemala nada más.

-Entiendo que finalmente se rechazó adelantar las elecciones para este año como pedían ¿Cómo quedó el cronograma institucional?

-El calendario electoral vigente traería elecciones en 2026 y lo que está demandando la gente es que esas elecciones se adelanten. No podemos permitir que un gobierno asesino se perpetúe hasta entonces. Y no se trata solo de adelantar las elecciones, sino de luchar porque las próximas elecciones sean libres y no traigan amarrada la perpetuación de un régimen como el actual.