El 18,4% de los conductores testeados por drogas dieron positivo en los primeros cinco meses de este 2023, según números de la secretaría de Tránsito y Obras Públicas. Cabe destacar que el porcentaje bajó con respecto al mismo período del año pasado, en donde fue de 23,3%. De todos modos, se mantiene muy alto en comparación a los positivos en alcoholemia, que son del 1,3% en los controles de tránsito.

Sin embargo, distan mucho la cantidad de controles por drogas que se hacen con respecto a los de alcohol. Es que, entre enero y mayo, solo se realizaron 607 testeos por estupefacientes, mientras que los de alcoholemia superaron los 169 mil, en la Ciudad de Buenos Aires. Esto tiene que ver con el costo de los insumos, ya que, un reactivo para drogas sale $10 mil, mientras que una pipeta para alcoholemia, $ 350.

De todos modos, la cantidad de controles por drogas viene creciendo y aumentaron en un 43% con respecto al año pasado. En este sentido, los de marihuana y cocaína son los que más se hacen: de los 607 que se hicieron este año, 100 (16,47%) dieron positivo para esas drogas solas o combinadas. El 49% de estos conductores habían ingerido marihuana, el 22% cocaína y un 17% las dos mezcladas.

"Tenemos que visibilizar más los controles de estupefacientes”, subrayó Leandro Ricciardi, director general del Cuerpo de Agentes de Tránsito, en diálogo con Clarín.

“Un test con un alcoholímetro demora segundos, mientras que para el control de estupefacientes usamos un kit que tiene un recolector de saliva y en la punta un reactivo que el conductor tiene que introducir en su boca entre 4 y 6 minutos. Ese reactivo cambia de color, de blanco a celeste. Ahí nos damos cuenta de que está listo para ser analizado y se mete en un dispositivo que hace el análisis, que dura entre 4 y 6 minutos más”, concluyó Ricciardi.