Mañana se realizará el sorteo del Mundial de Qatar 2022, y mientras nos mordemos las uñas esperando para saber quienes conformarán el grupo de Argentina, repasamos la historia del bochornoso sorteo que tuvo lugar 40 años atrás, en la previa del Mundial de España 1982.

Se trataba del primer mundial en el que participaron 24 selecciones, ya que antes de este el número oscilaba, pero no superaba los 16. Más adelante se llegaría a 32, como es en la actualidad. Quienes estuvieron a cargo de la organización de la ceremonia fueron Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, Pablo Porta, Presidente de la Federación Española, Joao Havelange, máximo mandatario de la FIFA, Josepp Blatter, secretario general y Hermann Neuberger, presidente del Comité Organizador.

Las 24 selecciones se dividieron en seis grupos de cuatro equipos cada uno. Los dos primeros de cada grupo pasaron a la segunda fase, en la que se organizaban cuatro grupos con tres integrantes. Finalmente, el ganador de cada uno de ellos llegaba a semifinales, y luego se enfrentaban los cuatro mejores de la manera que todos conocemos.

Durante el sorteo del Mundial '82 hubo importantes problemas organizativos: cambiaron unilateralmente el grupo de algunos equipos luego de que ya se había sorteado. Además, algunas bolillas se trabaron y abrieron por la mitad antes de ser revelado el país.

Desde el comienzo hubo algo llamativo que dio un indicio de la desprolijidad del evento, y era la conformación de los cabezas de serie. Estaban Italia, Alemania, Brasil, Argentina (campeón vigente) y España (anfitrión). A falta de uno para completar los seis grupos, la FIFA designó a Inglaterra por sobre Polonia y Bélgica, solo porque era una selección campeona del mundo (1966).

Establecido el polémico criterio, llegó el momento del sorteo de las bolillas. Bélgica, que había salido para el grupo de Italia, terminó inexplicablemente en el de Argentina, mientras que Escocia -que iba con Brasil- terminó en el de nuestro país. En la secuencia se puede ver como Neuberger no le acepta la bolilla a uno de los alumnos del colegio San Ildefonso y deciden corregir sobre la marcha automáticamente ante el aparente error, sin sortear de nuevo. 

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Más tarde, la bolilla de Honduras se trabó a la vista de todos y terminó partiéndose por la mitad ante la risa de los presentes, por lo que la incomodidad crecía en los organizadores. Este mismo proceso volvió a repetirse dos veces más, con las de Austria y Hungría, lo que demostró una precariedad absoluta en términos organizativos. Esperemos que este no sea el caso para el que se realizará mañana en Qatar.