El estadio Defensores del Chaco, sede del partido entre Paraguay y Argentina contaba con un 50% de aforo permitido. Sin embargo, de acuerdo a la prensa, el porcentaje subió al 70%.
Los hinchas argentinos tenían 900 localidades en el estadio. Se les exigían dos dosis de vacuna contra el coronavirus para poder adquirir sus entradas.
La gran presencia de hinchas paraguayos se hizo notar antes del comienzo del encuentro por la ensordecedora rechifla que recibió el entrenador de su seleccionado, el argentino Eduardo Berizzo, que es muy resistido a partir de su transcurrir irregular en estas eliminatorias y una performance irrelevante en la pasada Copa América de Brasil.
Por su parte, los aficionados visitantes instalados mayoritariamente en el sector de plateas se hicieron oír cuando se silenciaron los locales, que los voceaban con el tradicional "argentino curepí (piel de chancho)", recibiendo como respuesta un evasivo aliento para el capitán, Lionel Messi.
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