Al día siguiente de que se anuncie la creación de la Superliga Europea, se bajaron el Chelsea y el Manchester City del incipiente torneo. El campeonato tenía hasta ese momento 12 socios fundadores, y buscaba llegar a 15. Luego de una reacción negativa por parte de casi todo el mundo del fútbol, incluidos fans de los mismos clubes, se produjeron las primeras dos bajas.
Las razones pueden ser múltiples. La UEFA anunció que iba a imponerle sanciones a los clubes que participasen de la Superliga, y hasta Boris Johnson, el primer ministro británico, dijo que iba a ser lo posible para que el nuevo torneo no se concretase. En esto consiguió el apoyo de su oposición, el Partido Laborista. Además, ambos clubes enfrentaron manifestaciones de sus propios hinchas reclamando que se retirasen del nuevo torneo.
No fueron estas las únicas respuestas a la iniciativa. Marcelo Bielsa comparó al nuevo torneo con el aumento de la desigualdad en el mundo a partir de los anuncios de ayer, y Pep Guardiola dijo: "Tengo poca información, no sé qué va a terminar pasando, pero lo que siento es que no puede considerarse deporte cuando la relación entre el esfuerzo y la recompensa, no existe; ni cuando el éxito está garantizado para unos pocos. O cuando no importa perder". Luego, el ex director técnico del Barcelona opinó: "Eso no es deporte, no es deporte".
Según dijo Pat Nevin, ex jugador del Chelsea, a la BBC, "No parecía que el Chelsea quisiera meterse en el tren, más bien parecía que tenía miedo de quedarse afuera". La decisión de que este club se retirase la tomó Abramovich, el millonario dueño del club inglés, junto a su comisión directiva.
Llamaron, para dentro de unas horas, a una reunión de emergencia de los 12 clubes fundadores de la Superliga. Que, ahora, son diez.