El fiscal Federico Delgado comentó el caso de Gustavo Gentili, el funcionario de vialidad que está siendo investigado por un esquema de corrupción que le permitió darse toda una vida de lujos. Lapiceras que cuestan miles de dólares, diamantes, joyas y oro. Una mansión en un country lujoso, vehículos de alta gama, propiedades en Uruguay, viajes al exterior en primera clase y un matrimonio con once hijos. Todo eso para un hombre que trabaja como funcionario estatal desde 1992.

"Lo que más impresiona es la cuestión de los bienes", comentó el Fiscal Delgado, "pero la mecánica o el medio por el cuál llegó a sus bienes es más importante para nuestra vida pública. Es una muestra fea y un poco angustiante de cómo funciona nuestra institucionalidad".

Estamos hablando de un señor que tenía un cargo medio en vialidad y luego tuvo un puesto en el Occovi, que es el organismo que regula la concesión de los peajes. De hecho le decían el Señor de los Peajes.

En conversación con Ernesto Tenembaum, el fiscal explicó que Gentili "tejió una estructura en la que renegociaba contratos, vigilaba cumplimiento de las obras, pedía consultorías para ver como trabajaban en las empresas. Inventó un sistema de inventar una consultora que de facto opinaba del trabajo de las concesionarias y en la que trabajaba su mujer. De esa consultora dependía de lo que dijese esa consultora si los contratos seguían o no".

Delgado, además, dijo que "el Occovi articula un montón de concesiones con las empresas más grandes de la Argentina y acá no hay color político".

Conversaba con todos en una suerte de maridaje corrupto que es la razón por la que después estamos mal en las escuelas y los hospitales.

El fiscal explicó a Radio Con Vos que se trata de un "corporativismo anárquico que ocurrió durante muchos años y en que la ingeniería administrativa es bastante compleja. Fue muy difícil constituir el mapa de empresas fantasmas para sacar el dinero hacia Uruguay".