Mañana se concretará la coronación de Carlos III, el hombre de 70 años que debió esperar a que muera su muy longeva madre, Isabel II, para finalmente cumplir su destino. Además de una corona, un asiento y un bastón, al nuevo monarca le corresponde supervisar activos de 46 mil millones de dólares en fideicomiso para el reino, entre los que hay miles de millones en inversiones, increíbles palpaciones, joya, y arte invaluable.
Sin embargo, la herencia no son solo responsabilidades. Como hijo mayor de la reina muerta, Carlos pasó a poseer los castillos de Balmoral y Sandringham, donde se encuentra la granja de caballos pura sangre de la realeza, y la gigantesca herencia de joyas, arte, sellos raros e inversiones personales de la reina.
Según la revista Forbes, todo esto asciende a 500 millones de dólares, que encima están libres de impuestos por un acuerdo entre la realeza y el parlamento de 1993, en que se le permitió a la realeza heredar bienes sin pagar al estado.
Los bienes raíces de Carlos III
Y todo esto no es siquiera la parte más importante de la cuantiosa herencia. Carlos recibirá el Crown Estate, el conglomerado de bienes raíces que gestiona la corona inglesa y asciende a 20,7 mil millones de dólares. Allí están la Regent Street, el destino de compras más importante de Londres, el hipódromo de Ascot, y casi todo el lecho marino del Reino Unido.
Teoricamente, las ganancias de estas propiedades son para la Tesorería del estado británico, pero la verdad es que el 25% de las ganancias netas terminan en las arcas de la familia real. En el 2022, este ingreso representó 108,4 millones de dólares.
Como nuevo Rey, Carlos tiene al menos 500 millones de dólares en activos personas, junto a otros 46 mil millones en fideicomiso como soberano, y una serie de propiedades básicamente invaluables, que van desde las joyas de la corona hasta el palacio de Buckingham.