La banda que quiso matar a Cristina Kirchner tenía previsto el atentado para una semana después y contaba con una segunda arma. Así los revelaron los chats del cuarto detenido en la causa Gabriel Carrizo.
“Esto estaba planificado para dentro de una semana, hizo todo mal. Es un pelotudo”, fue el texto que escribió Carrizo en una conversación en referencia a Fernando Sabag Montiel. Esta fue una de las contundentes pruebas que mostraron la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo y que revelan que tenían un plan de asesinato.
El cuarto detenido, que fue indagado e imputado por intervenir “de forma activa en la planificación” del crimen, contaba con una pistola calibre 22 preparada para cometer el magnicidio. Finalmente, no se utilizó ya que Sabag Montiel llevó una Bersa calibre 32 apta para disparar con cinco balas, pero ninguna ingresó a la recámara.
Además, entre otros chats se mostraron otros textos que decían: “Cristina tiene miedo, salió mal pero tiene miedo” y “Mi amigo estuvo a un segundo de convertirse en héroe nacional Andrea... Estuvo muy cerca, falló el arma, no lo entiendo andaba bien”. Pese a esto, Carrizo negó su participación en el plan de asesinato de Cristina Kirchner y argumentó que eran conversaciones en broma que tenía con su hermanastra.
Además de la planificación para otra fecha y de la segunda pistola surgidas del celular de Carrizo, hubo otras sorpresas en la jornada de ayer. Gabriel Carrizo nombró como abogados a Gastón Marano, un asesor del senador de Juntos por el Cambio Ignacio Torres; a Brenda Salva, asesora de la diputada del PRO Karina Bachey; y a Fernando Sicilia, el defensor de los exagentes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Facundo Melo y Leandro Araque, que están implicados en el espionaje del gobierno de Mauricio Macri.
