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Política

A 67 años del golpe del 55': cuando Perón invitó a pelear a Aramburu

"El País tiene muchas fronteras; lo esperaré en cualquiera de ellas para que me demuestre que usted es más valiente que yo", le espetó Juan Domingo Perón a Pedro Eugenio Aramburu en una carta, fechada el 8 de marzo de 1956. No había pasado un año, aún, del golpe de estado que encumbró en el poder, por poco tiempo, a Eduardo Lonardi, luego de derrocar al presidente Perón.

A Lonardi, solitario impulsor de la doctrina "Ni vencedores ni vencidos", y acuerdista con los sectores del peronismo que renunciaron a su líder político, lo reemplazó rápidamente Aramburu. Con él, la persecución al peronismo llegó a niveles inéditos, incluyendo los fusilamientos de José León Suárez retratados por Rodolfo Walsh en Operación Masacre. El gobierno de Aramburu intervino a la CGT y prohibió hasta la mención de los nombres de Perón y su esposa, Eva Perón, además de la entonación de la marcha peronista y demás símbolos del "regimen" depuesto.

El enfrentamiento entre Perón y Aramburu tenía tonos personales. El dictador había comentado, en una entrevista, que Perón "huyó tan pronto como se lo permitieron sus piernas". En aquel momento, afirmó: "Es un cobarde; esa es la razón de que haya huido y que haya caído tan pronto".

Perón es un cobarde; esa es la razón de que haya huido y que haya caído tan pronto.

Pedro Eugenio Aramburu

El fundador del movimiento peronista, por su parte, no quiso dejar el agravio sin respuesta, y le escribió una llamativa carta al presidente que lo mantenía en el exilio. En ella, Perón lo invitó a reunirse en alguna frontera para que Aramburu le "demuestre" que era más valiente que él. Además, lo llamó "egoísta e ignorante" y le pidió que lleve sus propias armas al potencial combate, ya que el valor no se demuestra "utilizando las armas de la Patria para hacer asesinar a sus hermanos". Perón no cerró su carta sin predecirle a Aramburu un tétrico final: "Si el pueblo no lo cuelga, como merece y espero, por salvaje, por bruto y por ignorante, algún día nos encontraremos. Allí, le haré tragar su lengua de irresponsable".

La carta completa

República de Panamá, 8 de marzo de 1956.

Al General Aramburu. Buenos Aires

He leído en un reportaje, que Ud. se ha permitido decir que soy un cobarde porque ordené la suspensión de una lucha en la que tenía todas las probabilidades de vencer. Usted no podrá comprender jamás cuánto carácter y cuánto valor hay que tener para producir gestos semejantes. Para usted, hacer matar a los demás, en defensa de la propia persona y de las propias ambiciones, es una acción distinguida de valor.

Para usted, hacer matar a los demás, en defensa de la propia persona y de las propias ambiciones, es una acción distinguida de valor.

Para mí, el valor no consiste —ni consistirá nunca— en hacer matar a los otros. Esa idea solo puede pertenecer a los egoístas y a los ignorantes como usted. Tampoco el valor está en hacer asesinar a obreros inocentes o indefensos, como lo han hecho ustedes en Buenos Aires, Rosario, Avellaneda, Berisso, etc. Esa clase de valor pertenece a los asesinos y a los bandidos cuando cuentan con la impunidad. No es valor atropellar los hogares humildes argentinos, vejando mujeres y humillando ancianos, escudados en una banda de asaltantes y sicarios asalariados, detrás de la cual ustedes esconden su propio miedo.

Si tiene dudas sobre mi valor personal, que no consiste como usted supone en hacer que se maten los demás, el País tiene muchas fronteras; lo esperaré en cualquiera de ellas para que me demuestre que usted es más valiente que yo.

Si tiene dudas sobre mi valor personal, que no consiste como usted supone en hacer que se maten los demás, el País tiene muchas fronteras; lo esperaré en cualquiera de ellas para que me demuestre que usted es más valiente que yo. Lleve sus armas, porque el valor a que me refiero, solo se demuestra frente a otro hombre y no utilizando las armas de la Patria para hacer asesinar a sus hermanos. Y sepa para siempre que el valor se demuestra personalmente y que, por ser una virtud, no puede delegarse. Hágalo, solo así me podría probar que no es la gallina que siempre conocí.

Si usted no lo hace y el pueblo no lo cuelga, como merece y espero, por salvaje, por bruto y por ignorante, algún día nos encontraremos. Allí, le haré tragar su lengua de irresponsable.

Juan Perón, General.

Comando Nacional del Partido Peronista.

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