Giuliana Asprea tiene 28 años y es locutora ceremonial en el Municipio de Berazategui. Además, le gusta el fútbol: es hincha y socia de Quilmes, club en el que trabaja desde hace tres años cubriendo los partidos. Hace unos días la invitaron a ser la voz del estadio, pero la experiencia quedó teñida por los insultos gordo-fóbicos de la hinchada contra su persona.
El 9 de julio fue voz del estadio en el partido entre Quilmes y Güemes de Santiago del Estero, por la 23ª fecha del torneo de Primera Nacional. El cervecero perdió 2 a 0, hubo algunos incidentes, hinchas subidos al alambrado, y la Policía le pidió a Giuliana que, desde el campo de juego, solicitara por los altoparlantes a los hinchas que se bajaran. La respuesta fue un montón de insultos alrededor de su figura.
Al pedirle a unos hinchas que se bajen del alambrado, le respondieron con insultos sobre su cuerpo.
"Me dijeron 'gorda de mierda, qué me decís','gorda conchuda', 'gorda la concha de tu madre'. Me enojé, miré a la tribuna, pero estando en el campo de juego ves a un montón de personas y no distinguís nada", contó a Clarín. Además. aseguró haber recibido muchos insultos de ese estilo pero en otros ámbitos, nunca en una cancha de fútbol.
En este sentido, dijo que le molesta que se use la palabra "gorda" como un insulto porque le parece "de la época de las cavernas", pero afirmó que a nivel personal no le afectó: "Hace algunos años yo tenía complejos con mi cuerpo, porque la aceptación es difícil en esta sociedad. Ahora, eso cambió, no me afectó que me dijeran gorda porque yo sé que cuerpo tengo, tengo un espejo y no hace falta que nadie me lo diga".
Además, para Giuliana es claro que en el ámbito futbolístico el machismo es moneda corriente. "Molesta que una mujer ocupe un lugar en el fútbol, porque otros me atacaron diciéndome que yo no tendría que locutar partidos masculinos", aseguró, y por ese motivo cree que visibilizar su caso podría ayudar a que se logre un mayor reconocimiento del trabajo de las mujeres en el fútbol.
Tras lo ocurrido, el club se puso a su disposición y propuso sancionar a los responsables de los insultos quitándoles los carnets de socios: "Dijimos que no porque no fue toda la hinchada, fueron seis personas las que gritaron eso. Pero fue fuerte, porque además estaban los que se reían de fondo y los que no hicieron nada. La complicidad me indignó".
