Hoy es martes 13 y en buena parte de los países latinos existe la superstición de que es un día de mala suerte. Esta creencia popular ha sido transmitida de generación en generación a través de un refrán que dice: "Martes 13, no te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes". Pero ¿De dónde viene?

Hay diferentes historias que circulan en la tradición oral popular para explicar el miedo irracional que provoca este día en muchos países, entre los que se encuentran España, Grecia y unos tantos de América Latina, como la Argentina, México, Chile, Perú, Colombia y Venezuela.

Lo primero tiene que ver con el día martes. En nuestro calendario romano cada día está consagrado a un astro y con él, a la correspondiente divinidad que tenía en esa cultura. El martes es el día del dios Marte, que para los romanos es el heredero del dios griego Ares. Por ello, el día martes estaría regido por las fuerzas de lo marcial: destrucción, la sangre y la violencia.

Por otro lado, la causa de la mala suerte del número 13 es algo que pertenece a muchas culturas occidentales. Trece personas son las que participaron en la última cena antes de la muerte de Cristo, también son trece los espíritus malignos en las leyendas nórdicas. Por otro lado, en el capítulo 13 del Apocalipsis es donde se habla del diablo, como fuente de todo mal. En el tarot, el arcano número 13 no tiene nombre y exhibe un esqueleto con una guadaña, sobre un campo en el que han rodado cabezas.

La tradición supersticiosa llega tan lejos que hoy ya se habla de la trezidavomartifobia, es decir, una fobia que se caracteriza por el miedo extremo al martes 13. El temor está tan extendido que incluso algunas compañías aéreas, como Iberia o Air France, eliminan la fila 13 de los aviones. Y eso no es todo. En algunos edificios se pasa del piso 12 al 14 para evitar ataques de pánico. . Pero también hay otras visiones. Así, en México los Mayas consideraban que el 13 era positivo, ya que lo relacionaban con las fases de la luna.

Cabe aclarar que no hay ningún campo del saber socialmente legítimo que la valide. La ciencia, lógica y la oficialidad reniegan de estos saberes que tienen un origen de carácter más mitológico y de creencia popular. El pensamiento materialista, por ejemplo, habla de la superstición como un lastre que debe combatir el pueblo para lograr enfrentarse con su realidad social.