En algunos aspectos, la virtualidad complicó las cosas y ese es el caso de algunas personas que se tuvieron que recibir por videollamada. Una usuaria de Twitter contó la experiencia que vivió a la hora de rendir su último final.
“Soy Doctora hoy gracias a que mi vecina me abrió la puerta de su casa a las 8 de la mañana de un jueves”, comenzó Agustina Vega en un hilo de Twitter y explicó que, la noche anterior a recibirse, se quedó sin Internet en su departamento.
Al día siguiente, cuando tenía que rendir el examen final, el Wifi no había vuelto y no supo qué hacer: sus amigos no la atendían porque estaban durmiendo y faltaba media hora para que tuviera que presentarse online.
Soy Doctora hoy gracias a que mi vecina me abrió la puerta de su casa a las 8 de la mañana de un jueves
“Me acorde que el dueño de mi departamento me había dicho que la vecina era muy piola, yo la había saludado dos veces en el ascensor y me parecía un montón molestarla, pero estaba desesperada así que salí al pasillo y le toqué la puerta hasta que me abrió”, relató.
La vecina finalmente le abrió y le ofreció todas las comodidades para que rindiera tranquila. “En su living me prendió la calefacción, me dio su computadora y me dijo que rinda tranquila y apruebe, que cualquier cosa que necesite ella iba a estar en su cuarto durmiendo. Yo no podía creer, a mi me pasan estas cosas nomas”, continuó Vega.
Y concluyó sobre la situación que pasó: “Al final me tranquilicé, rendí, aprobé y a la primera persona que abracé fue a una señora que vi dos veces en mi vida y que no dudó en ayudarme a pesar de no conocerme de nada. Vi su real felicidad por mi cuando le conté que aprobé y simplemente me abrazo y dijo ‘a seguir así’”.