Cristina

Cuanto más se enoja Cristina, ¿mejor para Alberto?

Convencidos de que cuanto más se enoja Cristina, más credibilidad ganan, Alberto Fernández y Martín Guzmán se enfrentan a una semana decisiva para ver si es cierto que pueden gobernar con la oposición descarnada de quienes les aportaron el grueso de los votos para llegar al poder.

La hora y cuarenta minutos de la vicepresidenta on fire en la Universidad del Chaco Austral el viernes intentó ser tomada con naturalidad, como si no importara, por citar a la trapera Emilia en un recital con Duki. 

De hecho a la misma hora prácticamente el ministro de Economía daba una clase en la Universidad de Salta. Mientras Cristina enfatizaba que su gestión no obtuvo ni reservas, ni mejores salarios y sólo consiguió una recuperación de lo perdido en la pandemia, el economista sin saberlo, o sabiendo, repetía su mantra de estas horas: el desafío de la Argentina es sostener un plan

Para subrayar esa respuesta elíptica a los cruces de los Máximos, los Larroques o las Di Tullios, está exhibiendo un gráfico con la tendencia del Producto Bruto Interno en el que “los doce años” de los que hace gala la ex presidenta todo el tiempo apenas son una colina más entre valles de estancamiento

El técnico llegado de Columbia no destaca esos tiempos felices, como rememora siempre de la jefa aunque ya pasaron siete años del 2015. Guzmán solo resalta que -como la Convertibilidad- no fueron éxitos duraderos

En simultáneo. El ministro habló de sostener un plan en la Universidad de Salta, justo mientras CFK lo criticaba en Chaco.

Los mensajes del funcionario también hablan por sus auditorios: esta semana irá a una cumbre de empresarios estadounidenses, y viene de exponer en IDEA, el Llao Llao y el Cicyp. Todos lo ven más firme que nunca en su cargo, aunque resaltan un detalle. Cada vez le dedica más tiempo a la energía. Entiende que la Argentina está a nada de una transformación histórica en la materia. “Buena coartada si te toca ir a un ministerio de Energía”, deslizó un empresario que lo oyó en el Hotel Alvear.

En tanto, pocos minutos después del cierre de un discurso en el que Cristina orinó como nunca al jefe de Estado, al decir que no podría tener una disputa de poder con un hombre sin fuerza política o movimiento social alguno, Alberto Fernández tuiteó un video donde entregaba la vivienda número 50 mil en su gestión. En otra. Como fingiendo demencia, tal como explica el Presidente su comportamiento de estas semanas. 

A las bravuconadas de un dirigente de La Cámpora, responde subiendo a una Luana Volnovich a un acto. La jefa patalea. Él oye llover. Como si las rabietas coloridas honoris causa fueran una norma ISO de que el rumbo es el que hay que seguir

Cristina orinó como nunca al jefe de Estado, al decir que no podría tener una disputa de poder con un hombre sin fuerza política o movimiento social alguno.

La vice siente que le mejicanean el gobierno porque se ocupan de restricciones piantavotos, o al menos se para en una pose así para imaginar sobrevida después de 2023. Alberto juega a convertir el kirchnerismo-peronismo en una centroizquierda moderna con macroeconomía sin humo y política sin la falopa del lawfare o de la lucha bolivariana. Crecimiento y sostenibilidad fiscal con aborto y producción de cannabis. Ahí está la pelea, la discusión, el debate.

El tema es si ese formato de gestión puede andar en este momento donde confluyen la aceleracion inflacionaria asomada a nuevos escalones escalofriantes, con la tensión interna al mango que puede poner en jaque el cumplimiento del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional

La vice siente que le mejicanean el gobierno porque se ocupan de restricciones piantavotos, o al menos se para en una pose así para imaginar sobrevida después de 2023.

No es una boludez: en tanto fuente de dólares, el pacto con el organismo -aunque ya esté en revisión- es quizás el único ancla más o menos concreto en el temporal de aumentos de precios con negociaciones paritarias desatadas que llevan la nominalidad -dirían los economistas- por las nubes. ¿Cual sería el escenario en caso de que se corte el flujo de divisas comprometido por algún incumplimiento de las metas?

Basualdo en lugares

Aunque va a estar de gira en Europa, el Presidente enfrenta una semana clave. Entre el martes y el jueves coincidirá una marcha de tres días de organizaciones de izquierda que cerrará en la Ciudad de Buenos Aires, con las audiencias públicas convocadas para encaminar los aumentos de tarifas comprometidos con el FMI para morigerar la cuenta de los subsidios a la energía.

En ese cuadro tan argento de caos y fechas clave, es increíble pero un funcionario de tercer rango del área energética está siendo erigido como la cara de la resistencia cristinista dentro del Frente de Todos.

Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, es el mismo hombre que hace un año Guzmán quiso echar pero no pudo por su banca política en el Instituto Patria. Lo culpaba de no avanzar con la segmentación de usuarios y de cuestionar la política del área. Hoy estamos igual. Es un referente de la vicepresidenta y su hijo y quien explica que las alzas de la luz y el gas no pueden ser las que se comprometieron con el Fondo porque afectarán el consumo y la inversión.

Basualdo de gira. Un funcionario menor, la cara de la resistencia en la semana de las audiencias públicas por las tarifas.

No había dado más de tres o cuatro entrevistas en su vida y si alguien lo había visto en una foto formal alguna vez ya era mucho. En los últimos diez días La Cámpora difundió su actividad como si fuera Bono. Anuncio con el gobernador Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires. Actividad con la CAME. Recorrida por Atucha a cuento de nada otra vez con Kicillof. Visita a Misiones. Viaje a Yacyreta.

Pero este #basualdoenlugares anticipa quizás una resistencia más activa a la instrumentación de aumentos en promedio del 43% después de la formalidad de las audiencias no vinculantes. 

La actualización de los cuadros tarifarios depende de la firma de los entes reguladores, en especial el de electricidad, que conduce Soledad Manin, cercana a Basualdo. Cerca del subsecretario dicen que su rúbrica no hace falta para nada, que todo puede ser reemplazado por el gancho de sus superiores, ya sea el secretario de Energía, Darío Martínez, o si no quiere, el propio Guzmán. En las empresas advierten que por normativa si no hay orden del ENRE no cambian nada en las boletas, es decir, no hay incrementos y todo sigue igual.

Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica, es el mismo hombre que hace un año Guzmán quiso echar pero no pudo por su banca política en el Instituto Patria.

Como sea, en ese punto se podría forzar una definición del presidente si decidiera correr a Basualdo, a Manin, o al titular del ente regulador del gas, Federico Bernal, algo que sin embargo preferiría no hacer para que no lo acusen de romper nada. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, soltó en la reunión de ministros a lo Natalie Pérez que “si se quieren ir, que se vayan”, en referencia a los subalternos que no estén de acuerdo con el rumbo. 

Pero ojo: puede haber otra traba más engorrosa. Que la actualización tarifaria se judicialice. Hay un grupo de asociaciones de defensa del consumidor, las mismas que en su momento pidieron que Guzmán vaya en persona a argumentar los ajustes, que podrían encontrar un juez que frene todo. En su momento su actividad era muy estimulada por voceros de La Cámpora. 

¿Con qué argumento podría jugar la Justicia? Hay un informe interno en el Gobierno que advierte que los incrementos no cumplen con el criterio de gradualidad que pidió la Corte Suprema en 2016. Lo realizó un tal Federico Basualdo.