La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires volverá a realizarse tras dos ediciones postergadas por la pandemia de coronavirus. El evento, previsto para el 28 de abril, genera expectativas entre las editoriales.
La 46° edición del mayor evento de la industria editorial tendrá a Guillermo Saccomanno a cargo del discurso inaugural. La Ciudad Invitada de Honor en esta ocasión será La Habana y las entradas rondan entre los 300 y 450 pesos, con beneficios y descuentos para usar en librerías.
Los invitados internacionales incluyen a Mario Vargas Llosa, Javier Cercas, John Katzenbach, Paulina Flores y el joven rumano Miguel Gane, poeta que se dio a conocer a través de Tik Tok. Del ámbito local, están convocados Florencia Bonelli, Claudia Piñeiro, Paulina Cocina, Gabriel Rolón, Eduardo Sacheri, Camila Sosa Villada, Diego Golombek, Luis Pescetti, Jorge Fernández Díaz, Liniers y Facundo Arana.
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La opinión de las editoriales
Sellos grandes, medianos y pequeños convergen en este evento que reúne a niños y adultos por igual. Desde las editoriales, coinciden en la gran expectativa por lo que será esta edición tras dos años de ausencia y se manifiestan «felices» de volver.
Nos hemos desacostumbrado un poco a eventos de esta envergadura y estamos un poco desconcertados.
«Representa una vuelta a cierta normalidad porque para las editoriales argentinas es una rutina anual insoslayable: todos vamos, todos nos preparamos con muchísima anticipación, hacemos grandes apuestas», explicó a Télam Carlos Díaz, el director de Siglo XXI. «El hecho de no haber tenido durante dos años nos desestabilizó mucho», añadió.
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«Mucha gente está esperando ansiosamente el regreso de la feria, pero por otro lado nos hemos desacostumbrado un poco a eventos de esta envergadura y estamos un poco desconcertados», sumó, por su parte, Judith Wilhem, directora de Calibroscopio Ediciones.
Desde las editoriales coinciden, además, en que la Feria funciona como «vidriera» o punto de encuentro entre las editoriales y el público. A la vez, este público es variado: niños, adolescentes, adultos, bibliotecarios y docentes. «No hacemos semejante movida por el negocio sino que es una actividad más vinculada con lo profesional. Entonces ahí nos encontramos con bibliotecarios, lectores y lectoras, clientes tanto de la Argentina y del exterior», señaló Díaz.
Fuente: Télam