«El smartphone destruye la empatía», según el filósofo surcoreano Byung-Chul Han

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han publicará «No cosas. Quiebras del mundo de hoy» el próximo 7 de octubre. El autor de «La sociedad del cansancio» advierte en este nuevo trabajo que los smartphones convierten a los otros en objeto y destruyen la empatía.

El autor surcoreano plantea que el smartphone es «un informante muy eficiente que vigila permanentemente a su usuario; él nos controla y programa» y advierte: «no somos nosotros los que utilizamos el smartphone, sino el smartphone el que nos utiliza a nosotros. Estamos a merced de ese informante digital, tras cuya superficie diferentes actores nos dirigen y nos distraen».

En el primer capítulo de su nuevo libro, Byung-Chul Han llama al smartphone un «campo de trabajo móvil en el que nos encerramos voluntariamente» y sostiene que «plataformas como Facebook o Google son los nuevos señores feudales«. «Incansables, labramos sus tierras y producimos datos valiosos, de los que ellos luego sacan provecho. Nos sentimos libres, pero estamos completamente explotados, vigilados y controlados», afirma y añade: «El sujeto sometido ni siquiera es consciente de su sometimiento«.

El like es el amén digital» (Byung-Chul Han).

Asimismo enfatiza que «funciona como un confesonario portátil» y, en línea con esta comparación religiosa, contrasta: «el like es el amén digital; cuando damos al botón de “Me gusta”, nos sometemos al aparato de la dominación».

El smartphone ¿como «peluche»?

El filósofo y ensayista compara la relación con el smartphone con la que un niño tiene con un muñeco o un peluche, que son «objetos de transición que dan sensación de seguridad que quitan el miedo a estar solo».

«El niño mantiene una relación muy intensa e íntima con su objeto de transición», dice Byung-Chul Han, que sostiene que «también tenemos una relación íntima con nuestro smartphone». «El niño entra en pánico cuando extravía su objeto querido; cuando extraviamos nuestro smartphone, el pánico es total», asevera.

Con el smartphone nos retiramos a una esfera narcisista protegida de los imponderables del otro» (Byung-Chul Han).

Sin embargo, afirma, «el smartphone no es un oso de peluche digital, más bien es un objeto narcisista y autista en el que uno no siente a otro, sino ante todo a sí mismo«. «Como resultado, también destruye la empatía; con el smartphone nos retiramos a una esfera narcisista protegida de los imponderables del otro», señala y concluye: «hace que la otra persona esté disponible al transformarla en objeto; convierte el tú en un ello«.