Luego de las impresionantes subas que se vieron en los precios de la carne en los primeros días del gobierno de Javier Milei, algunas carnicerías volvieran a los 5.000 pesos por kilo de asado. Este movimiento se ve impulsado por la actividad en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, donde el kilo vivo de hacienda llegó hasta los 2.000 pesos para bajar luego a los $1.400.
El precio de la hacienda había atravesado dos subas consecutivas, en octubre y diciembre, de entre 30% y 40%. Ambas generaron una rápida reacción en los precios finales, con las carnicerías subiendo el precio a ritmos parecidos.
Leonardo Rafael, el presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores, explicó que «al haber todos estos aumentos, llegando cerca de la Navidad, y juntando todos los incrementos de precios que tuvimos, nos encontramos con que la gente tuvo una descapitalización muy grande y no convalidaron los precios en mostrador, por ejemplo, pagar un asado a 7.000 pesos«. En diálogo con Infobae, agregó: «Nuestra actividad es tan transparente en lo que se refiere a la oferta y demanda que, así como no se vende en una carnicería, eso se refleja en la compra de la hacienda, que fue lo que sucedió e hizo que su valor empezara a bajar«.
En varias zonas del conurbano bonaerense, además del asado a $5.000, se puede conseguir un kilo de vacío entre los $6.000 y $6.500, la tapa de asado a $5.500, el matambre entre $6.000 y $6.500 y la falda a $3.500. La paleta, mientras tanto, se puede comprar a $4.450 el kilo, el roast beef a $4.400, la cuadrada a $6.200, y la bola de lomo a $6.050.