Cada tanto, pasa. A un celular, esas computadoras poderosísimas que llevamos en nuestros bolsillos, le falla alguno de sus componentes internos y explota, o se quema. Esta vez ocurrió en los Estados Unidos a un Samsung Galaxy Z Fold 3, uno de los últimos modelos que sacó el gigante tecnológico.

Le sucedió a Chad Christian, un tuitero que se dedica a la educación financiera y a invertir en la bolsa. Según explicó en su cuenta de Twitter, el teléfono explotó en sus manos cuando lo estaba guardando. Luego, debió «tirarlo en el garage». Según explicó Christian, el teléfono debía tener algo de «daños estructurales». 

Sin embargo, el hombre no responsabilizó a Samsung de la explosión. No considera que haya sido culpa del producto, sino de un mero error humano del usuario. Resulta que una semana antes de la explosión, el celular se cayó de su bolsillo mientras andaba en bicicleta. Cuando lo estaba por enviar a un centro de reparación de Samsung, que le iba a cambiar el celular por uno nuevo, el celular empezó a expedir humo.