Dicen los viejos relatos medievales que, bajo la arena del Coliseo romano se encuentra la puerta que conduce directamente a los infiernos donde, al atardecer, las almas de quienes murieron violentamente vagan en busca de paz eterna.
Aunque es poco probable toparse con esos espíritus, la rehabilitación del subsuelo del icónico monumento ahora permite recorrer el laberinto de galerías que se ocultaban bajo los pies de los gladiadores.
Fueron tres años de trabajos de rehabilitación de esta zona, cubierta originalmente por la arena, la plataforma donde se desarrollaban las luchas y que también era escenario de espectaculares batallas navales.
También contaban con un sistema de drenaje conectado a cuatro grandes cloacas por las que se evacuaba el agua tras los espectáculos navales.
Un mundo subterráneo
La gran obra de la arquitectura romana, conocida en sus orígenes como Anfiteatro Flavio, y que cambió de nombre por estar colocado junto a la escultura conocida como el Coloso de Nerón (de ahí Colosseum), tiene unas impresionantes medidas de 189 metros de largo, 156 de ancho y 48 de altura con un perímetro de 524 metros.
En su interior, un óvalo de 75 por 44 metros era el lugar donde se desarrollaban los espectáculos, que dieron nacimiento al famoso dicho “pan y circo” con el que los gobernantes tenían al pueblo entretenido y controlado.
Lo que veían los espectadores era una plataforma construida en madera y cubierta de arena donde tenían lugar los combates entre gladiadores o las luchas entre hombres y fieras. También, donde se desarrollaban recreaciones de famosas batallas y obras de teatro basadas en la mitología clásica.
A lo largo de los siglos y de diferentes usos, que van desde refugio a fábrica, sede de una orden religiosa, fortaleza y cantera para un sinfín de edificios en Roma, el Coliseo perdió la arena original, dejando su hipogeo al aire libre, a excepción de una pequeña parte de unos 600 metros cuadrados aún hoy cubierta.
El Hipogeo
Este espacio es el que se ha restaurado ahora, permitiendo mostrar una superficie total de 15.000 metros cuadrados a los que se puede acceder por primera vez gracias a la instalación de una pasarela de 160 metros.
En las obras, que comenzaron en 2018, han participado restauradores, arqueólogos, albañiles, ingenieros, arquitectos y topógrafos sumando un total de 81 personas que han invertido nada menos que 55.723 horas de trabajo. O, lo que es lo mismo, 781 días.
El espacio restaurado permite mostrar una superficie total de 15.000 metros cuadrados a los que se puede acceder por primera vez gracias a la instalación de una pasarela de 160 metros.
Su valor es ser testimonio de todo lo que sucedió bajo la gran arena del anfiteatro, desde su inauguración en el 80 d.C. hasta el último espectáculo en el año 523 d.C.
Rehabilitación del Coliseo
La restauración del hipogeo, sin embargo, no es la única que afronta el Coliseo. Tras los trabajos en la fachada realizados en una primera fase y de la finalización de esta segunda fase centrada en el hipogeo, el proyecto continuará, gracias a la financiación del grupo de calzado italiano Tod’s, con las mejoras en las galerías de la segunda planta del anfiteatro.
Construida en madera y retráctil, permitirá contemplar el subsuelo (hipogeo) pero también entender cómo era en su origen el Coliseo lo que, afirman, permitirá mejorar la visita al monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad.
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